El guante de Joao Félix, la frustración de Robert Lewandowski y la noche, bajo la lluvia, en la que Lamine Yamal fue ‘Lamincito’. Por aferrarse a algo, la UD presume de compromiso y nervio defensivo tras caer ante el Barça por la mínima (1-0) gracias a un cabezazo de Raphinha con un centro magnífico del atacante luso -uno de los revulsivos por Xavi Hernández, en la grada al cumplir su primera partido de sanción-. Pasó el huracán Montjüic y un escenario dantesco. Lluvia, la incomodidad manifiesta de jugar en un campo neutral y un el sello Pimienta que atraviesa el peor momento. Con la salvación ya lograda, van seis jornadas sin sumar una victoria (desde el 10 de febrero) con un bagaje pírrico de dos puntos sumados de los últimos 18.
El Barça acabó pidiendo la hora y Sergi Cardona pudo contener a Lamine Yamal, el rostro de la previa y de la semana. Más allá de la crisis de resultados, van 300 minutos sin hacer un gol, la UD tuvo opciones hasta el final. En gran parte, por la desidia ofensiva de un gigante abocado al abismo. Tiene pinta de año en blanco para los azulgranas, que tienen las esperanzas intactas en LaLiga y la Champions. El cuadro de Pimienta jugó mejor con diez que con once, otro síntoma de que algo no marcha.
Un triunfo, el citado ante el Valencia y que se resolvió con dos chispazos sobre la bocina, de las últimas nueve contiendas. Es como si se hubiese parado el reloj al inicio de febrero y en la previa del Cítivas Metropolitano. La descomposición de la UD, que hizo lo que pudo en el plano ofensivo ante Ter Stegen. Reseñar el disparo de Coco de falta directa y la acción de Moleiro. Las cabalgadas de Marvin y adiós muy buenas. Bastante se hizo para jugar 65 minutos con uno menos, por esa salida alocada de Valles.