Resulta difícil negar que la actividad en el Congreso es frenética. Casi todas las semanas hay plenos maratonianos y los choque dialécticos -con insultos, amenazas y acusaciones infundadas- no dejan de sucederse. Sin embargo, la actividad legislativa escasea. Desde que Pedro Sánchez fue investido presidente a mediados de noviembre, la Cámara Baja ha estado volcada en la ley de amnistía -debatida cuatro veces en pleno y dos en comisión- y tan solo se ha aprobado otra norma, con el trabajo previo que conlleva. A la espera, ahora mismo, hay 16 leyes impulsadas por el Ejecutivo y 11 por las distintas formaciones.
La intrincada aritmética parlamentaria, obligó a Sánchez a cerrar un acuerdo con ERC y Junts, ambos indispensables para alcanzar una mayoría, que tenía como elemento central la amnistía. Tanto republicanos como posconvergentes llevan meses insistiendo en que cada negociación va por un cauce distinto y exige de un acuerdo concreto, pero lo cierto es que la actividad legislativa tiene un freno claro en la tramitación de la amnistía. Y, ahora que la medida de gracia está ya en manos del Senado, son las elecciones vascas y catalanas las que dificultan cerrar acuerdos.
En la Mesa del Congreso se bromea sobre la aplicación del «artículo 45», que no es más que los cuatro diputados del PP son menos que los cinco de PSOEy Sumar. Por lo tanto, los dos partidos que conforman el Ejecutivo tienen en su poder el ir abriendo el grifo de las leyes. Semana a semana pueden ir ampliando los plazos de enmienda de los proyectos y proposiciones de ley hasta que lo consideren necesario.
De las 27 iniciativas que se han aceptado a trámite en los últimos meses, 23 siguen en periodo de enmiendas. Alguna de ellas, como el proyecto de ley de paridad -propuesta por el Gobierno- o la reforma del Código Penal para derogar los delitos de expresión -impulsada por Sumar-, acumulan casi una decena de ampliaciones de enmiendas. Es decir, el freno afecta por igual a las normas propuestas por los partidos del Gobierno como a las registradas por el PP a través del Senado.
La excepción
La única ley que ha logrado saltar este muro es el proyecto de ley que regula las enseñanzas artísticas superiores, que fue aprobado por el pleno del Congreso hace dos semanas. La principal razón es que la norma ya se negoció en la pasada legislatura, pero el adelanto electoral provocó que decayera. Sobre aquella base, los grupos terminaron de dar los últimos remates a la ley y la llevaron al pleno, donde obtuvo el ‘sí’ del bloque de la investidura, la abstención del PP y el ‘no’ de Vox.
A la espera de que el clima sea más beneficioso para el acuerdo, los planes de PSOE y Sumar parecen pasar por la tramitación de dos reales decretos que se tramitaron como proyectos de ley, uno de ellos el conocido como decreto anticrisis, y dos iniciativas del Gobierno. Por el momento, son las únicas cuatro normas que ya no están en periodo de enmiendas, aunque tampoco se ha convocado las ponencias encargadas de elaborar el primer informe.
Otros trabajos
No obstante, no todo se reduce a las leyes. El Congreso también ha modificado su reglamento para poder usar las lenguas cooficiales durante los debates; ha aprobado la reforma de la Constitución para eliminar el término «disminuido» y sustituirlo por «personas con discapacidad»; y han puesto en marcha casi media decena de comisiones de investigación sobre distintos asuntos.