Resulta difícil negar que la actividad en el Congreso es frenética. Casi todas las semanas hay plenos maratonianos y los choque dialécticos -con insultos, amenazas y acusaciones infundadas- no dejan de sucederse. Sin embargo, la actividad legislativa escasea. Desde que Pedro Sánchez fue investido presidente a mediados de noviembre, la Cámara Baja ha estado volcada en la ley de amnistía -debatida cuatro veces en pleno y dos en comisión- y tan solo se ha aprobado otra norma, con el trabajo previo que conlleva. A la espera, ahora mismo, hay 16 leyes impulsadas por el Ejecutivo y 11 por las distintas formaciones.