Turquía se dirige este domingo a las urnas para escoger, en todo el país, casi 15.000 cargos electos, entre alcaldes de ciudades y jefes de distrito, en unos comicios que, pese a la apatía general en el país anatolio, se prevén claves para el futuro político del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
En mayo del año pasado, Erdogan ganó las elecciones presidenciales contra pronóstico, y destrozó a una oposición que se veía, por primera vez en 20 años, capaz de derrotar al todopoderoso presidente turco. No ocurrió así, y la oposición turca quedó a la merced de batallas internas, de separaciones dolorosas, de fugas de tránsfugas y de dedos culpabilizadores.
Así, las elecciones locales de este domingo servirán para romper o rubricar esta tendencia: si el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas en turco), la formación islamista y conservadora de Erdogan, consigue ganar las grandes ciudades del país, el presidente turco habrá eliminado casi totalmente del mapa a la oposición turca.
Si por el contrario, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) consigue mantenerse —sobre todo en Estambul y Ankara, las dos grandes ciudades—, la oposición podrá seguir respirando hasta los siguientes comicios, en 2027, en los que en principio, según ha anunciado él mismo, Erdogan ya no se presentará.
No es tarea fácil para el CHP: en 2019, un por aquel entonces desconocido Ekrem Imamoglu ganó la alcaldía de Estambul para la oposición por sorpresa de todos, incluso de Erdogan. En estos años, Imamoglu se ha convertido en una de las mayores figuras políticas en todo el país: los expertos le consideran a él al favorito, de hecho, para desbancar a Erdogan en el poder. Ahora Imamoglu se presenta de nuevo para la alcaldía de la mayor metrópolis turca.
“Por desgracia, el movimiento que empezamos hace 30 años de gobernanza local en Estambul ha sido parado en los últimos cinco años. Incluso se ha revertido”, ha dicho este sábado Erdogan, cuya carrera política empezó en 1994 en Estambul, cuando se convirtió en alcalde de la ciudad. Desde entonces hasta 2019 la gran metrópolis turca solo había tenido alcaldes islamistas de la formación del presidente turco.
“Los que ahora supuestamente deben trabajar para la ciudad han estado muy ocupados con todo, menos con Estambul”, ha asegurado Erdogan, que ha acarreado él mismo todo el peso de la campaña.
Todo por decidir
Las encuestas, así, marcan un empate técnico por toda Turquía entre AKP y la oposición, pero le dan, aunque por un margen muy estrecho, la victoria al CHP en Estambul y Ankara.
Los antecedentes, sin embargo, no son halagadores: en 2019, Imamoglu ganó las elecciones por tan solo 15.000 votos, y Erdogan, alegando un fraude que nunca fue demostrado, forzó la repetición electoral. En esa repetición, Imamoglu cosechó un margen mucho mayor. Esta vez, en caso de que tuviesen que repetirse los comicios, esta segunda votación tendría lugar el 2 de junio.