Galicia acelera para cumplir los objetivos que dicta Europa en materia de electrificación aunque no pisa a fondo ni lo suficiente. Y uno de los principales baches que se encuentra en el camino que conducirá a la nueva movilidad es la ausencia de una red capaz de surtir a la sociedad cuando esta sea una realidad. Los puntos de recarga de acceso público son el chasis sobre el que se asentará la democratización del vehículo eléctrico —apto para unos pocos—, pero su instalación no acaba de arrancar como debiera. La comunidad autónoma cerró 2023 con 1.405 infraestructuras de este tipo y de ellas únicamente 1.095 están activas, casi la mitad de las 2.071 con las que tendría que haber concluido el año. Por si fuera poco, tres de cada cuatro son de carga lenta.