El domingo 10 de marzo, militares marroquíes instalaron una gran antena con cables coaxiales y de fibra óptica sobre una vieja construcción en la frontera de Beni Ensar (Melilla), en lo que se conoce como «tierra de nadie» o «zona neutral», según han desvelado en fuentes militares de Melilla a EL ESPAÑOL.
«Puede ser para un nuevo sistema de escuchas. Controlar las comunicaciones en Melilla de Guardia Civil, Policía Nacional, militares, CNI, políticos, y a todos los que quieran y tengan medios y acceso», detalla una fuente de inteligencia consultada.
En imágenes a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, se distingue al menos a tres militares marroquíes instalando la antena. «Son antenas de dos metros o más que tienen mucho alcance. Su objetivo es captar frecuencias. Está en terreno español. Se trata de control o intervención de comunicaciones», detalla la misma fuente.
El Ministerio del Interior español, consultado por EL ESPAÑOL, desconoce que Marruecos haya solicitado algún permiso para la instalación de las antenas en la frontera. Sin embargo, la Comandancia militar de Melilla ya tiene conocimiento de esta operación, según ha podido saber este diario.
Por su parte, fuentes marroquíes en la región de Nador aseguran que se trata de una antena interna de telecomunicación por radio. «Han puesto diferentes antenas para reforzar la comunicación de la emisora de radio. Ahora cada soldado tiene una radio, unas emisoras especiales para el Ejército a las que no puede tener acceso ni la Policía».
[Canarias protesta ante Exteriores tras anunciar Marruecos maniobras navales frente al Sáhara]
El cable coaxial se utiliza para el transporte de señales de radiofrecuencia y está protegido de tal manera que permite enviar una señal limpia y sin interferencias o ruidos eléctricos. También se utiliza en las redes urbanas de televisión por cable y en los circuitos cerrados de televisión que se usan en sistemas de videovigilancia.
El cable de fibra, por su parte, puede detectar palabras pronunciadas a más de un kilómetro de distancia. En China ya se ha comprobado que con un micrófono óptico que ve el sonido se puede espiar a personas que estén hasta a un kilómetro de distancia de un cable de fibra óptica. El dispositivo detecta los cambios que se producen en la luz cuando alguien habla cerca de una fibra óptica.
Igualmente, los expertos consideran que con este cable se pueden detectar conversaciones distantes con los medios técnicos y los conocimientos adecuados. Las palabras generan variaciones de luz que se retransmiten a un dispositivo receptor, que las recibe y puede interpretarlas.
La tierra de nadie
Los límites terrestres actuales de la ciudad autónoma de Melilla se acordaron en una serie de tratados en el siglo XIX entre España y Marruecos, pero todo cambió cuando cien años después se levantó el vallado.
Se estableció una zona neutral, jamás respetada, y se realizaron varios intentos de demarcación. El actual sistema de vallado representa la línea fronteriza de demarcación entre los dos países, con una clara aceptación de España de la jurisdicción de facto de Marruecos sobre un territorio de soberanía española, según las fronteras del siglo XIX. Esta situación conlleva una gran complejidad a fin de determinar los límites reales de la ciudad de Melilla y, por tanto, de España.
En la práctica, la jurisdicción la tiene Marruecos, pero la soberanía correspondería a España. En todo caso, no pueden entrar en dicha zona fuerzas de uno u otro país, autorizándose solamente el paso de los ciudadanos marroquíes o españoles que vayan de un territorio a otro, «siempre que no lleven armas«, como recoge un informe del investigador de la Universidad de Cádiz Miguel Acosta-Sánchez.
Sin embargo, en las imágenes a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, se puede observar a al menos tres militares de las Fuerzas Armadas marroquíes realizando la instalación en ese territorio. De hecho, en esa área hay construcciones militares marroquíes. Sirven «para controlar la migración», justifican desde Marruecos.
Durante el Protectorado español en el Rif, no se consideró necesaria la tarea de demarcación de la zona neutral, y en la actualidad sigue sin realizarse. «Esta ausencia de demarcación, y la correspondiente no ejecución de lo estipulado en los acuerdos, permitió que se siguiera habitando la zona neutral. Actualmente, está totalmente ocupada por construcciones marroquíes, ejerciendo Marruecos la plena soberanía y jurisdicción, con la total aquiescencia de la Administración española”, afirma Acosta-Sánchez en su trabajo titulado Las fronteras terrestres de España en Melilla: Delimitación, vallas fronterizas y tierra de nadie.