La fragmentación en el espacio a la izquierda del PSOE es una constante fuente de preocupación en Ferraz. Por sus repercusiones en la gobernabilidad en el Congreso, debido a la necesidad de negociar con otro actor más tras la marcha de los diputados morados al grupo mixto, pero sobre todo por el declive de una opción electoral que desequilibra el peso de cada bloque. Se vio en las pasadas municipales y autonómicas, con un PSOE que resistió, pero perdió el asidero a su izquierda para revalidar las mayorías. De cara a las elecciones vascas del próximo 21 de abril, el temor entre los socialistas es que el declive de la izquierda confederal dispare a EH Bildu con el trasvase de votos, como ocurrió con el BNG en las gallegas.
Según el último
, los ‘abertzales’ ganan ocho escaños, empatando con el PNV a 29 diputados, mientras que Sumar obtendría uno y Elkarrekin Podemos ninguno. Ahora mismo cuentan con seis representantes. El PSE se quedaría con diez diputados, los mismos que en los anteriores comicios, por lo que se evidencia quién es el principal beneficiado. En la dirección del PSOE se refieren a la “amenaza de EH Bildu”, un partido que pese a formar parte del bloque de investidura desde la pasada legislatura se descarta para pactos postelectorales.
El PSE mantendrá su acuerdo de gobernabilidad con el PNV, algo que consideran “estratégico” en Ferraz, pero los socialistas reconocen que una victoria de EH Bildu será un mensaje poco favorable para sus intereses. Primero, por las críticas de la oposición de alimentarlos con sus acuerdos de investidura. Segundo, porque podría provocar que PNV y PSE no alcanzasen la mayoría de 38 escaños y tuviesen que acudir al apoyo de un tercer partido.
Con la posibilidad de que Sumar no obtenga representación, este apoyo externo podría quedar en manos del PP, como ocurrió en las últimas municipales y forales. Este escenario chocaría con la máxima de los socialistas vascos de preservar la “estabilidad institucional” para justificar los pactos postelectorales con el PNV.
EH Bildu no firmó ningún acuerdo de investidura con el PSOE a cambio de sus votos para Sánchez. Su objetivo, como reconocen en la cúpula de Ferraz, era arrancar acuerdos en la negociación de los Presupuestos. La decisión de prorrogar las cuentas públicas fue un varapalo para la formación liderada por Arnaldo Otegi, pues ya había alcanzado un preacuerdo que consideraba beneficioso y le permitía competir con los acuerdos alcanzados por el PNV. Finalmente, nada se ha materializado antes de las elecciones, frente a las transferencias de competencias selladas por los jeltzales.
“En Bildu están molestos”
Todo ello hace presagiar que aumenten las exigencias a cambio de sus votos, máxime si las urnas los legitiman como primera fuerza. “Bildu estaba en clave de rentabilizar en la campaña los acuerdos para los Presupuestos y no ha podido”, reconoce un dirigente socialista que participó en estas conversaciones. En este sentido, las mismas fuentes reconocen que “están molestos porque los compromisos decaen”. Eso sí, argumentan que la decisión de prorrogar las cuentas se debe a un adelanto electoral en Cataluña que no forzaron los socialistas. También a la atropellada realidad del actual contexto político por el que las distintas formaciones deben entender que “esto no son matemáticas”.
Aunque en el PSOE tratan de alejarse de la competición entre PNV y EH Bildu, pues ambos son socios imprescindibles en el Congreso, en campaña centran la confrontación con los ‘abertzales’. El candidato de los socialistas vascos, Eneko Andueza, tiene un discurso duro con la izquierda independentista por su pasado y su experiencia personal en los años del terrorismo. Andueza se presenta con un perfil que busca transversalidad al combinar los valores progresistas y acuerdos con el nacionalismo, pero desde una perspectiva menos conflictiva. Mano tendida, dicen en el PSE, pero también “ambición transformadora”.
Diferencia de diputados con el PP
Otro de los temores en el PSOE es que el PP despegue en las vascas, con Javier de Andrés como cabeza de lista, y se acerque a sus resultados contrarrestando el discurso de revertir el efecto de las gallegas. Precisamente, las vascas y las catalanas son la oportunidad del PSOE para contraponer sus expectativas a las de los populares y neutralizar el plebiscito que buscan en las europeas.
Los dos territorios en los que el PP es más testimonial, mientras que los socialistas aspiran a gobernar con apoyos externos la Generalitat, si además de ganar como en 2021 impiden la suma del bloque independentista, y revalidar su coalición de gobierno con el PNV en Euskadi. El aval de las urnas en estos territorios, donde precisamente se concentra el mayor respaldo a la medida de gracia para dar carpetazo judicial al ‘procés’, justificaría la cuestionada hoja de ruta del Ejecutivo tras los pactos de investidura.