Más allá de la droga, del sicariato y de las armas, el narco en México ha encontrado un nuevo objetivo para financiarse: los ahorros de la tercera edad. La Oficina Federal de Investigación (FBI) estadounidense atribuye al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) la estafa a residentes de multipropiedades en el país hispano. Estas operaciones podrían haber alcanzado los 350 millones de dólares por el momento. La semana pasada, Interpol emitió un aviso en su informe anual sobre estos fraudes.
Los estafadores se hacen pasar por agentes inmobiliarios o funcionarios del Banco de México y llamar a dueños de multipropiedades para presentarles una suculenta oferta: encontrar compradores para las inversiones que un día hicieron en sus inmuebles. De entrada, se exigen pagos por adelantado bajo el pretexto de anuncios o δε presuntas multas del Gobierno mexicano.
Esta semana, un reportaje del New York Times contaba la historia de Nicki y James, un matrimonio estadounidense de 72 y 76 años que perdieron todos los ahorros para su jubilación —1,2 millones de dólares— en una estafa de este tipo. James, al mando de las finanzas de la pareja, llegó a desembolsar en una veintena de pagos más de lo que había invertido en la multipropiedad hace unas décadas.
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Las multipropiedades, conocidas en Norteamérica como timeshares —o tiempos compartidos—, componen una industria en auge en Estados Unidos, sobre todo en destinos de costa. En 2022, el sector produjo 10.500 millones de dólares en el país, 30% más que el año anterior.
Pero, así como han incrementado sus cifras, también lo han hecho las estafas que se reportan en el negocio. Según funcionarios estadounidenses que hablaron con el diario neoyorquino, estos fraudes llevan denunciándose unos diez años. Sin embargo, en los últimos cuatro, el FBI da cuenta de un crecimiento del 79% en el número de denuncias emitidas.
El modus operandi
Pero, ¿cómo funcionan las estafas a copropietarios de timeshares? Para encontrar a sus víctimas, el CJNG pone el ojo en resorts, especialmente del Grupo Vidanta —la mayor cadena de propiedades de lujo en México, presidida por un amigo y consejero del presidente Andrés Manuel López Obrador—.
La industria hotelera no escapa de los tentáculos del narco en cada ámbito de la economía de Jalisco: según cuenta el FBI al New York Times, el cártel soborna a los empleados de tales resorts para que compartan la información y los datos personales de los huéspedes y propietarios. Una vez tienen localizados a sus objetivos, contactan con ellos. Se hacen pasar por representantes de ventas, trabajadores del banco central de México o agentes de inmobiliarias de Nueva York o Atlanta.
Bajo esa identidad, los estafadores se ofrecen a encontrar compradores de sus partes de multipropiedades que paguen lo suficiente como para reembolsar con creces lo que un día invirtieron. Más allá de eso, presentan impedimentos en el camino, como pagos por supuestos anuncios o la liquidación de sanciones administrativas.
Ahí empieza el pig butchering —la ‘matanza de cerdos’—: los miembros del cártel abusan de la confianza de los ancianos para chantajearlos. Envían mensajes como «Nuestro abogado ha sido encarcelado por llevar su caso» o «Por favor, haz todo lo posible para que mi amigo/jefe regrese a casa. Extraña mucho a su familia y escucharlo es terrible, eres la única esperanza para que esto se solucione». Con ellos pretenden que los estafados desembolsen «un monto más, solo uno más», según se leía en correos electrónicos revisados por el New York Times.
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Según cifras del FBI, en los últimos cinco años se han estafado unos 288 millones de dólares a dueños estadounidenses de multipropiedades a través de varios fraudes. La cifra real está probablemente alrededor de los 350 millones de dólares, ya que cerca del 20 por ciento de los estafados no interponen una demanda, indican datos oficiales.
El centro de llamadas
Las personas encargadas de captar a los propietarios no son, desde luego, los beneficiarios de las estafas. En mayo del año pasado, se encontraron los restos de ocho personas en bolsas de plástico en un barrio rico de Zapopan, a las afueras de Guadalajara (Jalisco). Se descubrió que los ocho cadáveres pertenecían a trabajadores de un centro de llamadas del CJNG que se ubicaba en el vecindario.
En él, entre chalés familiares y jardines, la policía encontró pizarras con nombres extranjeros y objetivos de ganancias. El departamento del Tesoro de EEUU ha revelado que, desde 2017, 30 personas han muerto víctimas de los negocios de fraude del cártel a propietarios de casas vacacionales.