A las familias se les ha acabado la paciencia. Tras un curso repleto de incidencias con el transporte escolar, la gota que colmó el vaso se produjo el pasado lunes 25 de marzo, cuando un niño de 4 años se quedó dormido en el autobús de camino al colegio y nadie se percató de que seguía allí cuando todos sus compañeros se bajaron del mismo y se fueron a clase. Ni los monitores que acompañan al alumnado en el autobús, ni el chófer del vehículo que continuó el trayecto programado ignorando que en los asientos de atrás había un pequeño de 4 años dormido. El conductor llegó hasta las cocheras de la empresa y fue allí cuando, mientras revisaba el interior del vehículo, se dio cuenta de la presencia del menor. Así consta en la queja que ha presentado la familia afectada a la inspección educativa de la Conselleria y a Monbús, la empresa de transporte implicada.