Han pasado cuatro meses desde que Alberto Núñez Feijóo diseñó una recomposición interna que afectaba a Génova y a los grupos parlamentarios. La decisión de mayor calado fue llevar al que había sido su mano derecha en el PP gallego y en su desembarco en Madrid, Miguel Tellado, a la portavocía del Congreso. Hasta ese momento su perfil era sobre todo orgánico, de fontanería pura y dura. Aunque en Galicia insistían en que el de Ferrol “podría sorprender como parlamentario” en el grupo la mayoría dudaba de que pudiera ser la voz del primer partido de la Cámara. El argumento que se repetía era el de que el líder nacional no podía prescindir de su principal escudero en la organización de los territorios.
La duda quedó despejada a finales de noviembre con unas quinielas en las que, en realidad, solo había tres nombres. Los que sí apostaban por él insistían en que, precisamente por ser la mano derecha de Feijóo, tenía todo el sentido que fuera el portavoz en el mayor escaparate de la política nacional. Más todavía después de que el líder popular no pudiera llegar a la Moncloa en beneficio de muchos dirigentes territoriales, que alcanzaron las presidencias autonómicas.
El núcleo de poder de Feijóo se iba a trasladar a los escaños del Congreso. Una especie de fusión entre Génova y el grupo parlamentario. Cuca Gamarra se quedaba como número dos del partido.
Un tiempo después algunas disfunciones siguen vivas y otras, incluso, fruto de la competencia, se han intensificado. Pero la mayoría de dirigentes consultados por este diario confirman que Tellado “ha cumplido las expectativas” de la oposición dura que, en el fondo, el PP sabía que iba a tener que ejercer. Feijóo llegó a la política nacional defendiendo que otra manera era posible. Confiaba en que ganaría las elecciones generales y gobernaría. Lo primero sucedió y lo segundo, no. Con el mapa que dejó el 23J y las alianzas de Pedro Sánchez para llegar a la Moncloa, la cúpula conservadora se revolvió y endureció el tono de oposición. No hubo demasiado debate.
El “muro” del que habló Sánchez ha sido ya la guía en las decisiones del PP. La tesis que manejan es que la situación “no se puede reconducir” y que el socialista seguirá avanzando en sus pactos con los independentistas lo que dure la legislatura. La polarización será la constante y los populares creen que su función es la de estar enfrente. Miguel Tellado se ha convertido en la voz más dura contra el Gobierno. En las sesiones de control la tónica se extiende a los principales dirigentes, pero la sensación que cunde en el grupo y en el resto del partido es que él ha asumido ese papel.
“Es un rol duro. Porque te quemas seguro. Pero él es un soldado de Feijóo y se ha puesto al frente de esto precisamente por eso”, coinciden dirigentes autonómicos y también diputados con trayectoria. En el grupo reconocen que el partido está ahora llevando al límite el enfrentamiento con el Gobierno pero son pocas las voces que discuten esa deriva. En las últimas semanas Tellado es el que ha liderado la exigencia de la dimisión de Francina Armengol, presidenta del Congreso. Y el clima de enfrentamiento en las juntas de portavoces y en la propia Mesa con la socialista al frente es absoluto.
Además de su número dos en el grupo, Macarena Montesinos, Tellado ha vuelto a dar protagonismo a perfiles tan propios como Cayetana Álvarez de Toledo -para sorpresa de algunos dirigentes- exhibiendo una sintonía evidente. También confía en Sergio Sayas, que dio el salto al PP desde UPN y que fue nombrado portavoz adjunto junto a otros.
En el comité de dirección sobresale con diferencia, según reflexionan algunos dirigentes, Ester Muñoz. La leonesa llegó a Génova como vicesecretaria de Educación y Sanidad pero ha ido adquiriendo protagonismo en el Congreso marcando al ministro Óscar Puente en distintas sesiones de control y en una comparecencia complicada hace solo unos días. Hay presidentes autonómicos que consideran que es un talento al alza. Y también recalcan que se trata de una voz dura más alineada con el perfil de Tellado que con el de Borja Sémper, por ejemplo.
Achicar a Vox
La confirmación de Alejandro Fernández como candidato a las catalanas, a pesar de que Dolors Montserrat dirigirá la campaña y Génova ha encontrado la manera de equilibrar la balanza, también implica que uno de los perfiles más duros dentro del PP seguirá teniendo todo el protagonismo en Cataluña.
En este momento, la oposición de los populares está volcada contra las alianzas de Sánchez y los independentistas. Eso no está en duda y el actual líder catalán es un claro defensor de esa posición, muy crítica también con cualquier acercamiento a Junts o a otras fuerzas nacionalistas aunque sea para acuerdos puntuales en el Congreso.
Si algo tienen en común Tellado y Fernández, y otras voces consideradas duras, es la creencia de que el PP tiene como único camino ‘comerse’ el espacio electoral de Vox casi en su totalidad, y presentarse con fuerza suficiente frente a Sánchez y todos sus socios. Esa vía implica necesariamente copar el espectro de la derecha y no entiende de grandes acuerdos con el PSOE.