Es todo un misterio que perdura desde hace siglos y para el que los expertos no han hallado aún una explicación satisfactoria. Pero lo cierto es que hay un lago en India, en las cordilleras del estado de Uttarakhand, donde cada año, durante unas cuantas semanas, aparecen esqueletos y osamentas humanas en gran número.
El ‘lago de los esqueletos’, como así se conoce ya al lago Roopkund, está ubicado a 5.029 metros sobre el nivel del mar y, cuando llega la época del deshielo, los curiosos que acuden al lugar observan un auténtico amontonamiento de huesos humanos por todas partes. Han permanecido ocultos bajo la nieve durante la mayor parte del año, pero aproximadamente durante un mes, cuando se funde la nieve, aparecen por doquier, ofreciendo un macabro y sorprendente espectáculo.
Desde que el lago de los huesos fue descubierto en 1942 por los británicos, los científicos tratan de buscar una explicación y, como es de esperar en un caso así, la imagen estimula las explicaciones más disparatadas.
Lo cierto es que hasta la fecha se han hallado en dicho lugar los restos óseos de entre 600 y 800 individuos diferentes. Quiénes eran, por qué y cómo murieron, y también cuándo, son preguntas aún pendientes de resolver.
Entre el repertorio de teorías que circulan figura una que asegura que son los restos de soldados indios que trataron de invadir el Tíbet en el siglo XIX y que fueron derrotados. Muchos de ellos, al tratar de regresar a sus campamentos, habrían muerto en las montañas. También se especula con que pueden ser las víctimas de una epidemia, pero no falta la que atribuye los esqueletos al fallecimiento de un antiguo rey indio y su cortejo a causa de un temporal hace 870 años.
Los datos científicos
Los primeros estudios científicos realizados sobre este sorprendente caso desvelaron que la mayoría de los muertos tenían una estatura superior a la media en esa zona del planeta, casi todos eran adultos de mediana edad y había algunas mujeres. Se suponía que todos formaban parte de un único grupo que falleció debido a alguna adversidad en el siglo IX.
Sin embargo, investigaciones más recientes desarrolladas por un grupo de casi 30 científicos de India, Alemania y Estados Unidos parecen dar al traste con esa hipótesis. Tras fechar los restos con Carbono14, se comprobó que algunos de los fallecidos databan de hace 1.200 años, pero otros podrían haber muerto 1.000 años después, y, además, la genética de los esqueletos era diversa. No correspondían, ni mucho menos, a un grupo homogéneo genéticamente. Ni siquiera a un mismo grupo, debido a la diferencia de datación cronológica.
La autora del estudio, Eadaoin Harney, de la Universidad de Harvard, declaró a BBC: “Eso cambia drásticamente toda explicación que se base en un único evento catastrófico”. Esas muertes “no pueden explicarse como resultado de un único acontecimiento”.
Dos grupos étnicos distintos
Y, efectivamente, los restos pertenecen a etnias diferentes. Mientras que unos presentan claras similitudes con los actuales habitantes del sudeste asiático, otros resultan estar estrechamente cercanos a europeos actuales, sobre todo con habitantes de Creta (Grecia). ¿Qué hacían allí?
Dado que no se han encontrado armas ni mercancías, ni el lago está en ninguna ruta comercial ni senda de paso conocida, la incógnita sigue abierta. Y tampoco hay vestigios de patógeno alguno que les pudiera causar la muerte.
Las hipótesis siguen abiertas: ¿Tal vez eran miembros de una peregrinación? ¿Acaso se trataba de una población genéticamente aislada que vivió allí durante siglos? Harán falta más estudios, señalan los investigadores, para dar con la respuesta.
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