Las señales son cada vez más claras; las desavenencias, cada vez más públicas. Los dos principales defensores de Israel en la arena internacional, Estados Unidos y Alemania, han cambiado de verde a ámbar el semáforo de su apoyo al Gobierno de Benjamín Netanyahu. La línea roja es la invasión de Rafah, donde se refugian más de un millón de personas; y el bloqueo a la entrada de comida y medicinas. Pero el primer ministro israelí insiste en su intención de atacar el sur de Gaza y sigue manteniendo cerrados los pasos terrestres. Aumentan los muertos por hambre (al menos 27 niños) y se dispara el número de fallecidos bajo las bombas israelíes a más de 32.000, en su mayoría mujeres y niños.