El Gobierno ha iniciado ya el desembarco del Estado español en el accionariado de Telefónica con la compra de una participación del 3% a través de Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y pretende completar su objetivo de alcanzar el 10% y convertirse en su mayor accionista “lo más rápido posible” y con la intención de no impactar en la cotización en bolsa de la teleco.