La mañana del Jueves Santo, como viene siendo tradicional, ya sea con un sol de justicia o con inesperada lluvia, los caballeros legionarios, tras desembarcar en el Puerto de Málaga, recorrerán las calles de la ciudad al son de “El novio de la muerte” y a 160 pasos por minuto, camino de la Iglesia de Santo Domingo, donde se encontrarán con su patrón y protector, el Cristo de la Buena Muerte.

El 28 de enero de 1920, Alfonso XIII firmaba un Real Decreto por el que disponía que “con la denominación de Tercio de Extranjeros, se creará una unidad militar armada”. Así nacía La Legión, una unidad singular en la que nadie preguntaba la procedencia ni los antecedentes de quienes deseaban formar parte de ella, como muy bien se recoge en su himno:

“Somos héroes incógnitos todos,

nadie aspire a saber quién soy yo (…)

Cada uno será lo que quiera,

Nada importa su vida anterior,