Pocas horas después de que cerrasen las urnas en Senegal, la oposición ya ha empezado a salir a la calle y a celebrar lo que ellos consideran un cambio de era política en el país. Una euforia que se ha desatado todavía sin saber cuáles son los resultados definitivos de los comicios presidenciales que se han celebrado este domingo. Todas las miradas se fijan en Bassirou Diomaye Faye, el candidato de la fuerza política que lidera Ousmane Sonko, principal opositor del país.
Pocas horas después de iniciar el recuento, algunas figuras políticas y candidatos ya han salido a felicitarlo. Todavía se desconoce cuando se publicarán los resultados definitivos y cuál va a ser el desenlace de estas elecciones que intentan cerrar la crisis política abierta tras la decisión del presidente, Macky Sall, de aplazar los comicios.
Más de siete millones de senegaleses estaban llamados a las urnas el domingo. La jornada electoral se desarrolló con calma, en los que han sido los comicios con más candidatos en la historia del país e inicialmente se presentaron 19. La principal duda, a falta del escrutinio definitivo, es si alguno de ellos ha logrado llevarse más de 50% de los votos, en caso contrario se celebraría una segunda vuelta.
Cara a cara
Aunque en las urnas los ciudadanos podían elegir entre una quincena de opciones (ya que dos candidatos se retiraron antes de los comicios), los analistas lo han reducido a un cara a cara entre Diomaye Faye, el candidato de la oposición, y Amadou Ba, actual primer ministro y candidato designado por el presidente.
La euforia de la oposición y los gritos de ‘Diomaye presidente’, contrastaban este domingo por la noche con el ambiente en la sede del partido gubernamental. El equipo de Amadou Ba se mostraba más escéptico y reconocía, en declaraciones a la revista ‘Jeune Afrique’, que «en el peor de los casos» irían a una segunda vuelta.
«Seguiremos respetando las prerrogativas de las distintas instituciones encargadas del recuento y el anuncio de los resultados. Hacemos un llamamiento a los demás candidatos para que hagan lo mismo», declaró el candidato a este medio. Estos comicios también se han presentado como un plebiscito a las políticas llevadas a cabo por Maky Sall y su formación en los 12 años que ha estado en el poder. Antes de las elecciones, el presidente ya anunció que no se presentaría de nuevo.
Aplazamiento electoral
El final de Maky Sall al frente del país ha sido turbulento. En un principio, las elecciones se tenían que celebrar el 25 de febrero, pero el presidente decidió aplazarlas. En un primer momento, no fijó ninguna fecha alternativa; después se barajaron varias opciones, incluso que se celebraran a finales de año y finalmente no le quedó otra que convocarlas el 24 de marzo. Una decisión que tomó tras el pronunciamiento del Consejo Constitucional que le pedía que se votara antes de que terminara su mandato el 2 de abril.
Este culebrón político encendió a la calle y las manifestaciones contra el presidente se repitieron durante varios días. A mediados de marzo, el Gobierno aprobó una amnistía para liberar a cientos de opositores, entre ellos a Ousmane Sonko y Bassirou Diomaye Faye, la voz más crítica con el presidente y su mano derecha y candidato.
Ellos dos encarnan el movimiento que aspira gobernar con la promesa de renovar la política. Un partido que se presenta como rupturista y anticolonialista y que goza de una fuerte popularidad entre los jóvenes.