Todo parecía indicar que estaba hecho, pero la decisión de un gobierno europeo –Hungría– de descolgarse a última hora del “acuerdo provisional” sobre la nueva ley de restauración de la naturaleza, avalado por los embajadores de los Veintisiete a finales de noviembre, ha colocado al borde del precipicio a la primera ley de la UE destinada a recuperar la biodiversidad perdida y los espacios naturales degradados. “Nos engañamos si pensamos que se puede ganar la lucha contra el cambio climático sin la naturaleza”, ha avisado el comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius. “Es una señal malísima”, ha añadido durante el Consejo de ministros de Medio Ambiente.