Iberdrola lleva tiempo quejándose de la fiscalidad que asume el sector eléctrico en España. Por un lado, por la gran cantidad de impuestos y tasas diferentes que pagan las energéticas en el mercado español (con un total de 38 gravámenes estatales, autonómicos y locales) y, por otro, por el impuesto temporal extraordinario para las grandes energéticas aprobado por el Gobierno. La compañía asegura que España es el país en el que soporta una mayor presión fiscal de todos los mercados en que opera.