Pocas palabras quedan para definir lo que significa la victoria de Carlos Sainz en Australia. El madrileño venía de ser operado de apendicitis hace apenas dos semanas y llegaba a Albert Park con dudas de si podría correr. No solo pudo correr, sino que se exhibió para lograr su tercera victoria de su carrera deportiva. 

Lógicamente el español estaba muy emocionado al bajarse del Ferrari y habló de la montaña rusa de sensaciones que le está deparando este inicio de 2024. 

«Increíble. Te demuestra que la vida a veces es impredecible. Empecé el año con la noticia de la no renovación, con el podio en Bahrein, empezando bien la temporada… y de repente otro bajón con la operación. Sin saber la recuperación, sin saber si iba a estar en Australia, cuánto me iba a costar recuperar y volver a estar en fomra… vuelvo a Australia y ganó«, explicó en los micrófonos de DAZN. 

«Nunca hay que bajar los brazos siempre hay que estar ahí haciendo todo lo posible para seguir luchando. Una victoria que sabe a gloria y además, dominando, con confianza, que es lo que me gusta». 

El ‘susto’ final

A falta de apenas dos vueltas para el final, Carlos reportó por la radio que las ruedas estaban sufriendo. Podía parecer que la victoria podía tambalearse pero tal y como explicó el propio Sainz, todo estaba bajo control.

«Me han preguntado por si quería ir a por la vuelta rápida, pero en ese punto teníamos un pelín de graining y para qué arriesgar. Ademmás la había conseguido Charles y se quedaba en el equipo. Yo con mis 25 puntos y al final de carrera lógicamente no estaba tan fresco y he preferido traer el coche a casa», zanjó.