En la cocina y el baño es habitual que encontrar un hueco libre sea toda una aventura. Ambas estancias suelen estar repletas de frascos, tarros y artículos de lo más variados y variopintos. Al final cada individuo tiene sus preferencias y también manías. Y, si bien es cierto que hay determinados ingredientes o productos comunes a todos los miembros de la casa, existen muchos más que son personales y propios de cada cual. Todo el mundo usa la pasta de dientes unas cuantas veces al día, del mismo modo que es normal que hagamos uso de la sal en varias ocasiones a lo largo de nuestro cocinado, por ejemplo. El problema, sin embargo, viene cuando no todas las personas se lavan los dientes con el mismo dentífrico ni sazonan sus platos con las mismas especias. Porque, mientras los productos y gustos son ilimitados e infinitos, el espacio de almacenamiento es limitado.