Fernando Ramírez Baeza es un ejecutivo atípico. Director de relaciones con inversores de la socimi Merlin Properties, cotizada en el Ibex 35, el índice que aglutina a las 35 mayores empresas españolas en bolsa, su pasión está muy lejos de los estereotipos que recaen sobre su profesión. «La gente juega al pádel o al golf, yo escribo teatro, que me produce la misma satisfacción», explica.
Ramírez estrena el próximo 26 de abril en Teatros del Canal, en Madrid, su tercera obra, Robots. «Es un thriller teatral que trata sobre una científica española que llama a un directivo de un banco en pleno confinamiento para ofrecerle unos robots que multiplican por diez la capacidad de hacer test PCR. El banco, en ese momento, está siendo investigado por un caso de corrupción y el directivo ve en esto una oportunidad para no entrar en la lista de imputados. Sin embargo, los robots están en China y es necesario el visto bueno del Ministerio de Sanidad. Aquí entra en escena un político venido a menos que ve en esta operación la posibilidad de recuperar estatus dentro de su partido», resume su autor.
El desembarco en la capital se produce después de su paso por Santander, Granada, Zaragoza y Málaga. «Llegar a Madrid es como torear en Las Ventas. Primero queríamos ‘testear’ y ahora ya nos lo jugamos todo. Si el boca a boca funciona, es un signo de que la gira va a ser mucho más grande de lo que anticipábamos», explica. Tras las fucniones de Teatros del Canal, la gira continuará en Altea, Logroño, Albacete, Soria y Alicante.
El contexto de la obra es la primera fase de la pandemia del covid-19. «Todos hemos tenido una vivencia personal, muy emotiva, normalmente. La obra no se centra en el drama de la crisis sanitaria. Es una trama de corrupción política y empresarial. Es un thriller, pero también tiene momentos emotivos, que tocan la fibra sensible del público. También, en cierta medida, es un homenaje a los sanitarios», relata el director de relaciones con inversores de Merlin.
Robots es la tercera obra que estrena el directivo de Merlin. La primera, Subprime, representada en 2012, trata sobre la grabación de un vídeo sexual al presidente del Gobierno y la extorsión por parte de la mayor empresa petrolífera del país. La segunda, Faraday, estrenada en 2017, escenifica una central de seguridad de Nueva York, en la que un ladrón roba un paquete a la CIA que contiene un buscador de imágenes a través de reconocimiento facial, que pone toda la vida privada al público.
Sin preverlo, Robots ha resultado premonitoria tras el estallido, hace solo unas semanas, del caso Koldo, un presunto caso de corrupción vinculado a la compraventa de mascarillas en el inicio de la crisis sanitaria por parte de una trama encabezada por un asesor del entonces ministro de Transportes. «No es la primera vez que me ocurre. En Subprime, Repsol acabó pidiendo a Aznar que le dejase hacer prospecciones en Canarias y pasó cuando la obra se estaba representando. Con Faraday, tiempo más tarde estalló el caso de Edward Snowden. En Robots estábamos tranquilos, pero todo lo que ha venido de Koldo y Ábalos tiene un sorprendente parecido a lo que se cuenta en el texto. Deberíamos cambiar el claiming (reclamo) de la obra y decir que está basada en hechos reales futuros», comenta el autor.
Vinculación con el teatro
Fernando Ramírez comenzó a interesarse por el teatro cuando llegó a Madrid. Natural de Málaga, cursó sus estudios en la capital. Empezó a actuar en obras dentro de las actividades que ofrecía el Colegio Mayor Loyola, en el que residía. «Yo seguí con mi carrera y, cuando todo este grupo acabó la carrera, lo echamos de menos. Nos volvimos a juntar para hacer una función al año con familia y amigos. Esa fue la primera obra que escribí. Después, todos empezamos a tener nuestra propia familia y se complicó», recuerda.
Sin embargo, a pesar de trabajar para la filial inmobiliaria de la entidad financiera alemana Deutsche Bank, siguió escribiendo «por las noches». «Surgió Subprime, le dieron el Premio Carlos Arniches de Teatro y Salvador Collado quiso producir la obra. A mí me encanta trabajar en Merlin Properties, estoy encantado. ¿Qué más me da estrenar una obra cada cinco años en vez de cada dos? Voy a mi ritmo, sin presión», concluye Fernando Ramírez.