Cuando la monarquía prohibió a Denis Diderot seguir publicando la Enciclopedia, un compendio del saber que la realeza veía como una amenaza al trono, la emperatriz rusa Catalina II le invitó a Rusia para seguir con la impresión de la obra, que llevaba ya 28 volúmenes de miles de páginas. Era 1773, y el encuentro se convirtió en un símbolo de los intercambios culturales ilustrados entre Europa y Rusia.