Un estudio elaborado por un grupo de científicos ha demostrado que las Áreas Marinas Protegidas son una herramienta que realmente funciona para la recuperación de zonas en declive y logran aumentar tanto la variedad como la cantidad de peces. Es más, esa mejora se produce incluso en situaciones de olas de calor marinas, cuando dichas áreas protegidas resisten mucho mejor esos fenómenos derivados del cambio climático.