Me parece encomiable el afán acreditado por los responsables del fomento empresarial en el seno de la Administración pública por facilitar el acceso a una segunda oportunidad a aquellos emprendedores que fracasan en su proyecto primigenio. Y me parece encomiable aunque esté destinado a un rotundo fracaso, dado el entorno financiero que debería dar soporte (y no lo da) a dicha segunda oportunidad.