Yeremay aún no había hecho el mayor de sus trucos con el penalti a lo panenka. El momento estelar de tarde llegó con una diagonal desde la izquierda en la que se asoció con Barbero y se deshizo y sentó a rivales para clavar la pelota con la izquierda en la red. El Cerro del Espino no daba crédito. La grada deportivista celebraba.