Sin acuerdo. Finalmente, no habrá lista conjunta de PP y Ciutadans para las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo, ni tampoco para las europeas. La dirección de los naranjas había convocado un Comité Nacional a las seis de la tarde para abordar la cuestión, pero no llegará a votarse ninguna propuesta de pacto, después de que la cúpula naranja se haya echado atrás. Una situación provocada por las reticencias de la dirección catalana, que han acabado provocando también -como si de un efecto dominó se tratara- un alejamiento de los populares en las conversaciones. Además, el fracaso de las negociaciones ha tenido ya su consecuencia: la dimisión del secretario general del partido, Adrián Vázquez.
Antes del movimiento del president Pere Aragonès, las direcciones de ambos partidos tenían avanzado un acuerdo para las elecciones europeas del 9 de junio, pero la convocatoria anticipada en Catalunya hizo saltar por los aires el tablero. Las dos direcciones nacionales apostaron por ampliar la negociación a los comicios autonómicos, una opción para nada compartida por el líder de Cs en Catalunya, Carlos Carrizosa. Y menos aún en los términos en los que lo planteaba el PP, que solo contemplaba la integración de líderes naranjas en sus listas.
El pulso con la dirección catalana
Las discrepancias entre dirección catalana y nacional -pilotada por Adrián Vázquez- se hicieron públicas el pasado martes, cuando Carrizosa dijo en una entrevista que la integración era «impensable». Dos días después, la dirección nacional le desautorizó. Sin nombrarlo, pero tampoco sin dejar dudas de contra quién iban los dardos, el secretario general de la formación, Adrián Vázquez, invitó este jueves a Carrizosa a «dejar de mirarse el ombligo». «Es normal que la gente se ponga nerviosa y quiera definir en los medios los marcos de una negociación en la que no está, pero eso daña la negociación», espetó el jueves en un desayuno informativo, dando a entender que la decisión final -la que fuera- se tomaría en Madrid.
Pero lejos de recogerse o acercar posiciones, Carrizosa optó por mantener el pulso y este viernes, en otra entrevista a la prensa, ha dado por hecho que no se llegaría a ningún acuerdo que no estuviera «avalado por el partido en Catalunya». «¿Me llevarán ligado y amordazado a unas listas del PP?», ha llegado a preguntarse. El dirigente catalán siempre ha defendido a capa y espada la marca Ciutadans y, a pesar de saber que las expectativas electorales son nefastas, es de los que prefiere morir de pie.
Las reticencias del PP
Toda esta situación ha alejado al PP del acuerdo. Génova temía que Adrián Vázquez no tuviera el partido catalán bajo control y las declaraciones públicas de Carrizosa han confirmado sus sospechas. Los populares querían garantías de que no habría escisiones de ningún tipo tras las elecciones y que no habría un ruido constante, ni durante la campaña, ni tampoco después. «En dos días estarían en el grupo mixto», ya daba por hecho esta semana uno dirigente del PP Catalán consultado por este diario, que no veía posible que las actuales primeras espadas de Ciutadans siguieran su disciplina de partido.
Con esta ruptura de negociaciones se zanja el enésimo intento de las dos formaciones de formar una alianza electoral conjunta. Una opción que se ha planteado en incontables ocasiones, pero que ha dado exiguos frutos. De hecho, funcionó una sola vez. En julio de 2020, populares y naranjas se presentaron juntos a Euskadi bajo el nombre PP+Cs. Sin embargo, la suma de ambos quedó lejos de las expectativas: quinta fuerza, seis escaños y un 6,77% de los votos. Y tampoco pudieron aglutinar todo el voto de la derecha, ya que Vox consiguió representación por primera vez.