Kepa Arrizabalaga, 28 años, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su brillante carrera deportiva. Ha pasado de ser uno de los porteros más reconocidos del continente al anonimato. De ser titular indiscutible en un Chelsea estelar y de la selección española, al banquillo del Real Madrid y no aparecer en las convocatorias del combinado nacional. Vive una encrucijada que complica su futuro.