Dos meses depués de estallar el escándalo, la CNMV ha hecho pública la esperada investigación sobre las cuentas de Grifols y lo cierto es que el informe es un balón de oxígeno para la compañía, que en lo que va de año ha perdido un 40% en bolsa. La CNMV afirma que en las investigaciones sobre Grifols «no se han identificado errores significativos» de los estados financieros y que tampoco ha encontrado evidencias «que permitan concluir que el endeudamiento financiero reflejado por Grifols en sus estados financieros anuales consolidados no se corresponde con la realidad». De hecho, la Comisión afirma que no ve necesario reformular las cuentas de la multinacional catalana. No obstante, la CNMV señala un puñado de «deficiencias relevantes» en la consolidación de la firma, sobre todo en el detalle y exactitud de los desgloses, notas explicativas de las cifras y en la presentación del Ebitda, así como en el ratio deuda/Ebitda. La CNMV explica que considera las deficiencias significativas, «en la medida que han dificultado en algunos ejercicios la capacidad de los inversores de entender adecuadamente la situación financiera, resultados y flujos de efectivo» de la empresa.
La deficiencia más relevante, y que puede conducir a «re-expresar» la cuenta de pérdidas y ganancias de 2022 y 2023, es la «revisión de la operación de Inmunotek». En su investigación, la CNMV condidera que «el tratamiento contable dado al acuerdo de colaboración con InmunoTek» no era adecuado. Afirma que en lugar de como una inversión financiera, debería haberse registrado como una operación conjunta. El aplicar correctamente la normativa en este caso llevaría a reconocer «un ajuste negativo contra reservas de 39,3 millones», al tiempo que al incorporarlo al ejercicio de 2023 hubieran generado unos 15 millones de euros de pérdidas.
Asimismo, la CNMV insta a Grifols a que publique en 15 días «un detalle del ebitda y de las deudas financieras netas, a 31 de diciembre de 2023 y 2022, de aquellas entidades más relevantes donde existan participaciones no controladas, al objeto de que un inversor pueda calcular la ratio de apalancamiento considerando, o excluyendo, el Ebitda y la deuda que corresponde».
La visión de la CNMV tiene lugar dos meses después de que el fondo bajista estadounidense Gotham City Research lanzase un demoledor informe en el que acusaba a la compañía de manipular sus cuentas y ocultar parte de su deuda. La firma explicaba en el documento publicado el pasado 9 de enero que Grifols cuenta en realidad con una deuda situada entre 10 y 13 veces su Ebitda frente a las seis veces que reconoce la compañía y señaló la existencia de «operaciones túnel» entre Grifols y Scranton Enterprises, la supuesta sociedad patrimonial en manos de la familia fundadora de la farmacéutica. La clave, según el fondo, se encuentra en la venta de las empresas Biotest y Haema de Grifols a Scranton, pero ambas consolidaban en sus cuentas esta operación argumentando que la primera tenía una opción de compra. Los títulos de Grifols cayeron por encima del 50%, y después de muchos altibajos, acumula hasta la fecha un descenso del 40,8%.
Grifols negó «categóricamente» las acusaciones y anunció el 26 de enero una demanda en Estados Unidos contra Gotham City en la que exigía compensaciones económicas por el daño causado. En España, accionistas minoritarios de la firma valoraron reclamar daños y perjuicios a los administradores de la empresa ante la sospecha de que familiares y directivos vinculados a la compañía supuestamente les «perjudicaron». Uno de los problemas que se le achaca a la compañía es la falta de gobierno corporativo y de transparencia, algo confirmado incluso por Thomas Glanzmann, presidente de la compañía, en la conferencia con inversores para despejar dudas sobre el caso Gotham.
Días más tarde, el 5 de febrero la cúpula directiva cambiaba de forma radical para evitar conflictos de interés. Grifols nombró a Nacho Abia nuevo consejero delegado de la farmacéutica y los tres miembros de la familia fundadora (Raimon Grifols, Víctor Grifols Deu y Albert Grifols) abandonaron sus funciones ejecutivas, si bien continúan en el consejo de administración como consejeros dominicales. Si bien los inversores decidieron otorgar un voto de confianza en los siguientes días, no ocurrió lo mismo en el mundo de las agencias de calificación. A mediados de marzo, S&P, Fitch rebajaron u calificación crediticia alegando dudas sobre cómo podrá la compañía hacer frente a dos emisiones de 1.800 millones que vencen en 2025. Moody’s, por su parte, también mantiene en revisión el ‘rating’ de Grifols debido a la mejor generación de caja y el retraso en publicar las cuentas auditadas por KPMG.