Por fin, podemos decir que participamos activamente y nos beneficiamos directamente de nuestro principal motor económico, que es el turismo. Un turismo que es de todos y que debe ser diverso e integrador y sobre todo, generar riqueza para toda la sociedad canaria.
Una actividad que sólo supone un 4,3% de nuestro parque total de viviendas, frente a un 19,41% de vivienda vacía y que no ocupa territorio. Por tanto, culpar a la VV de la falta de vivienda y el encarecimiento de la misma, no se sostiene ya que, tenemos 5 veces más vivienda vacía del déficit de viviendas que precisamos y no se ha construido vivienda social en décadas.
La solución está en incentivar fiscalmente, proteger a los propietarios, garantizar el estado de sus inmuebles tras un proceso de alquiler y avalar el cobro de las rentas por arrendamiento. De esta manera, muchos propietarios se podrían plantear incorporar sus inmuebles al mercado de alquiler de larga temporada porque el vacacional no es más rentable como piensan muchos. De hecho, la pérdida del 60% de deducción fiscal por ingresos de arrendamiento de larga temporada y el trabajo que hay que realizar, son motivos más que justificados. En cambio, sí genera una mayor certidumbre y seguridad, tal y como ocurre con los contratos de temporalidad para uso distinto de vivienda.
La VV se ha convertido en un elemento dinamizador muy importante con un impacto económico de más de 2.500 millones sólo en concepto de alojamiento, que se factura en Canarias y por el que se pagan los impuestos correspondientes.
Convendría también que se supiera que la VV en Canarias es la única que paga impuestos indirectos de toda España de manera voluntaria, en concreto, más de 140 millones de euros tan sólo en 2023 para contribuir al bienestar de todos los canarios.
El alquiler vacacional en las islas representa el 36% de todas las camas turísticas del Archipiélago, que se divide en el 27% en manos de pequeños propietarios y el 9% de camas gestionadas por grandes tenedores.
El hecho que este 27% esté en manos de pequeños propietarios es muy significativo y supone múltiples bondades:
Por ejemplo, que muchos pequeños propietarios tengan un complemento de renta para atender sus necesidades sociosanitarias, solventar los problemas de educación de sus hijos e hijas fuera de las islas, que muchos pensionistas tengan un complemento de renta que ayude a solventar múltiples problemas familiares dada la precariedad, pobreza y paro que sufrimos, etc.
Cientos de autónomos y pequeñas empresas locales han encontrado en su tierra una oportunidad de negocio al calor de la VV. No debemos olvidar que el 36% de nuestra población, más de 780.000 canarios, sufren problemas de pobreza y exclusión social y que, según la Cátedra de Territorios Sostenibles, Desarrollo Socioeconómico y Turismo de la ULL, la VV genera 0,89 empleos por cada inmueble. Esto significa que la VV es responsable, de manera directa (sólo por alojamiento), de más de 43.000 empleos que dan sustento a miles de familias.
Se está trabajando intensamente en la formación y digitalización del sector, por lo que se está consiguiendo un alto índice de calidad y profesionalidad. Las valoraciones de los viajeros así lo demuestran con una ocupación desde que empezó el año superior al 80% y un lleno casi total en Semana Santa.
Hemos de entender, que la realidad de la VV en las islas es muy diversa. Equilibrar y conciliar los intereses de todos, es una ardua tarea que no puede aislar derechos constitucionales como el de la propiedad o el de libertad de empresa en pro del derecho a una vivienda digna. Todos son muy importantes y es labor de nuestros dirigentes proteger los mismos de manera conjunta y dar solución a los retos y problemas que como sociedad debemos afrontar. No es de recibo, que la solución a los mismos en relación a la vivienda, deba recaer unilateralmente sobre pequeños propietarios que sólo persiguen un poco más de bienestar o calidad de vida con el patrimonio que han materializado con el esfuerzo y ahorro de toda una vida.
Tenemos un compromiso con nuestra tierra que es responsabilidad de todos proteger, pero también con nuestra gente, por lo que es necesario que, de una vez por todas, se planifiquen las cosas de manera adecuada, escuchándonos, dejando de actuar por impulsos, equilibrando nuestras infraestructuras, salvando nuestros problemas de movilidad, apostando por la sostenibilidad y nivelando nuestro niveles de renta a medias europeas en pro de un desarrollo turístico sano y constructivo del que todos salgamos beneficiados. ¿Nos paramos a reflexionar?