Canarias ha recibido los primeros copos de nieve del año en plena primavera. Lo hace tras sufrir el invierno más caluroso de su historia, con termómetros marcando valores 2,5 grados por encima de lo habitual y en el que las lluvias han brillado por su ausencia. La llegada de una borrasca fortuita –hace dos semanas su presencia era una utopía para los pronósticos meteorológicos– ha conseguido lo que no había podido ser en todo el invierno: cubrir las cumbres de las islas de nieve.