A grandes rasgos todos los líderes europeos coinciden en una cosa: la guerra de Rusia en Ucraniaha puesto de manifiesto la necesidad urgente de reforzar los arsenales europeos, de rearmar a Europa tras años de inmovilismo y, sobre todo, de gastar más en defensa. En lo que discrepan todavía es en cómo financiar esa ingente inversión. Los 27 Jefes de Estado y de Gobierno de la UE se han puesto este jueves manos a la obra aunque, de momento, sin aclarar de dónde saldrá el dinero. “Hemos tenido un debate constructivo. Es el inicio, no el final”, ha dicho al término de la cumbre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La sensación de urgencia es máxima, pero la emisión de deuda común planteada por Francia o Estonia o la reforma de la política de préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que impide financiar proyectos de defensa, dos de las ideas puestas sobre la mesa en los últimos días y meses, no suscitan consenso entre los Veintisiete. Aun así las conclusiones de la cumbre abren la puerta a explorar para el mes de junio “todas las opciones” para movilizar financiación e invitan al BEI a adaptar su política de préstamos para la industria de la defensa y su definición actual de bienes de uso dual al tiempo que salvaguarda su capacidad de financiación.
Se trata de una petición que respaldan 14 países que quieren una implicación directa de la entidad que dirige Nadia Calviño. No es el caso de España, que aunque está dispuesta a explorar una mayoría flexibilidad en el uso dual, no es partidaria de que el BEI “meta inversiones en proyectos estrictamente de defensa”, afirman fuentes del Ejecutivo español que apuntan a que reduciría la credibilidad y capacidad de financiación del banco.
Al igual que el resto de Estados miembros, España es consciente de que los gobiernos europeos tienen que hacer y gastar más pero no hasta el punto de pasar a una “economía de guerra”, una idea que secundan particularmente en los países bálticos. Aun así, no cierran del todo la puerta a explorar ideas como la emisión de deuda común o eurobonos de defensa. “Son propuestas recientes y poco maduradas” pero “estamos interesados en explorar vías para financiar el esfuerzo”, aseguran sobre un compromiso con el que están comprometidos todos los gobiernos para “aumentar su preparación y capacidades generales de defensa para satisfacer sus necesidades y ambiciones en el contexto de amenazas y desafíos de seguridad crecientes”, señalan las conclusiones de la cumbre.
Activos rusos congelados
En cuanto a Ucrania, los líderes europeos han reiterado su apoyo al país para impedir que Rusia prevalezca suministrando “toda la ayuda política, financiera, económica, humanitaria, militar y diplomática” que necesite “tanto tiempo como sea necesario y en la intensidad necesaria”. Algo que podría traducirse en breve en el uso de los beneficios extraordinarios de los activos congelados del banco central de Rusia para financiar la compra de armamento para Ucrania, tal y como ha propuesto esta semana la Comisión Europea. El plan de Bruselas contempla utilizar el 90% de los beneficios generados para alimentar el Fondo Europeo para la Paz y canalizar el restante 10% a través del presupuesto. Según von der Leyen, existe consenso en utilizar los fondos para uso «militar” y si los Veintisiete concluyen con rapidez los acuerdos el primer tramo de 1.000 millones -de los 3.000 millones que generan al año- podría desbloquearse para principios de julio.
Los acuerdos cerrados por los Veintisiete, no obstante, reflejan que «el apoyo militar y los compromisos de seguridad de la UE se prestarán respetando plenamente la política de seguridad y defensa de determinados Estados miembro y teniendo en cuenta los intereses de seguridad y defensa de todos los países de la UE». Un lenguaje que garantiza a los países que han mostrado más reparos con financiar las armas de Ucrania, como Hungría, o quienes defienden su política de neutralidad, como Austria, una vía de escapatoria.