El 97% de los países y territorios de la Tierra se enfrentarán a una crisis demográfica para el año 2100, con una tasa de nacimientos que no podrá garantizar el reemplazo generacional. Los escasos lugares en los que se mantendrá una fertilidad alta se concentrarán en el África Subsahariana, lo que provocará un «mundo divido» con «enormes consecuencias» sociales y económicas. Así lo advierte un nuevo trabajo que se publica en The Lancet.
Estas estimaciones se basan en el estudio de Carga de Enfermedad Global (Global Burden of Disease) que elabora el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington. La tasa de relevo generacional a largo plazo se establece en los 2,1 hijos por cada persona fértil y con capacidad de dar a luz, pero para 2050, calculan los investigadores, el 76% de los países y territorios del planeta (155 de 204) ya habrán caído por debajo de la tasa de reemplazo.
Para finales de siglo, la tasa afectará al 97% de las naciones, provocando un retroceso de la población mundial a menos que se den dos factores según los autores del estudio. El primero, el desarrollo de mecanismos de inmigración «ética y efectiva». El segundo, las políticas públicas de apoyo a la maternidad y paternidad. De lo contrario, los países desarrollados acusarán en 25 años el impacto de una población activa en decadencia frente al gasto sociosanitario necesario para atender a una creciente población anciana.
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Los contrastes se acentuarán: si el 29% de los bebés nacidos en el mundo en 2021 lo hicieron en el África Subsahariana, en 2100 serán el 54%, debido a la lentitud en la implantación de los anticonceptivos modernos y de la educación de las mujeres. «El mundo se enfrentará a un ‘baby boom’ en algunos países y un ‘baby bust’ (‘pinchazo’ de la natalidad) en otros», advierte Stein Emil Vollset, profesor del IHME. Así, la población más joven del mundo se concentrará en los lugares con menos recursos, con menor estabilidad política y económica, y más vulnerables a la crisis climática.
El desplome de la natalidad afecta desde Corea del Sur a Serbia, países en los que la tasa ha descendido a 1.1 nacimientos por mujer en edad fértil. Para 2050, el resto de Europa habrá caído por debajo, exceptuando a Alemania, Francia, Islandia y Dinamarca. La tasa negativa se extenderá a naciones como Bután, Bangladesh, Nepal, y Arabia Saudí, mientras que la positiva solo se dará en siete: Samoa, Somalia, Tonga, Níger, Chad y Tayikistán. Junto con Angola, Zambia y Uganda, serían los únicos que no estarían perdiendo población para 2100.
«En muchos aspectos, el descenso de la natalidad es una historia de éxito», valora Vollset. «Refleja el acceso a anticonceptivos cada vez más eficaces, y la decisión de cada vez más mujeres de retrasar la maternidad o tener menos hijos«. Para 2100, sin embargo, el 77% de los nacimientos se producirán en los países de ingresos más bajos. Esto supone una potencial «catástrofe humanitaria», en palabras del doctor Austin E. Schumacher, coautor del estudio, si los actuales niveles de mortalidad infantil y pobreza extrema se mantienen en esa región del mundo.
Por el contrario, cumplir los objetivos la Agenda 2030 de la ONU tendría efectos niveladores. En el caso de Níger, donde se espera una tasa de cinco nacimientos por mujer fértil en 2050, alcanzar el objetivo de acceso a los métodos de contracepción la reduciría a 4,3. Y lograr la educación universal recortaría esa cifra a 2,7 nacimientos por mujer. «Las naciones con derechos de la mujer bien establecidos tienen mejores índices sanitarios y económicos», valora otra coautora, la Dra. Natalia V. Bhattacharjee. «Es imperativo que las mujeres pueden tener cuántos hijos deseen sin tener que renunciar a sus carreras».
«El estudio ilustra bien las tendencias esperables en un futuro próximo (2050) y otro más lejano (2100): una reducción sostenida de la tasa de fecundidad a nivel global y en casi todos los países», valora Teresa Castro Martín, profesora de Investigación en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del CSIC en declaraciones a Science Media Centre. No obstante, recuerda que las proyecciones de referencia son las de la División de Población de Naciones Unidas y el Wittgenstein Centre for Demography and Global Human Capital (Austria).
El actual trabajo, sin embargo, recoge aportaciones «interesantes» según la experta, tal y cómo el impacto de las medidas correctoras. «Las políticas familiares -como la ampliación de los permisos parentales, la universalización de las escuelas infantiles, las ayudas a los cuidados infantiles o facilitar el acceso a los tratamientos de reproducción asistida- tendrían un impacto modesto en los países con una fecundidad muy baja, pero podría evitar que la fecundidad siguiera descendiendo».