Audi invertirá mucho dinero para entrar en la Fórmula 1, un gasto que no se destinará solo a armar el equipo, sino también a competir. Porque la firma de los cuatro aros no quiere participar, quiere ganar y eso en la F1 es sinónimo de dinero. La misma compañía ya lo ha confirmado a través de su director financiero, Jürgen Rittersberger, que ha admitido que el gasto se mantendrá elevado más allá de 2026, año en el que arrancará su andadura en el Gran Circo.
Según ha explicado el directivo esta semana a la agencia Reuters, en un principio la mayor parte de la inversión servirá para desarrollar un chasis y un motor competitivos, para continuar después en un desarrollo continuo que les permita colocarse en un margen relativamente corto de tiempo en una posición de competitividad respecto a sus rivales.
Antes de todo eso, sin embargo, Audi deberá llevar a cabo la compra de Sauber en su totalidad. Aunque en un primer momento esperaba hacerse con un 70% del equipo suizo, a principios de mes confirmó que se hará con el 100%, cerrando así semanas de especulaciones en lo relativo a su compromiso con la competición y el acuerdo con Sauber.
El retorno en la Fórmula 1
Audi no ha hablado de cifras ni de cuánto esperan invertir en total durante los próximos años, pero espera que el retorno sea elevado en términos de marketing y prestigio y, por tanto, en ventas y volumen en el mercado global. Con el incremento de la popularidad del deporte alrededor del mundo desde la entrada de Liberty Media a la propiedad del mismo y por el éxito de programas como Drive to Survive de Netflix, la Fórmula 1 ha vuelto a atraer la mirada de los fabricantes.
En el seno del Grupo Volkswagen, la firma de Ingolstadt y Porsche han sido las más interesadas, y ambas tienen luz verde para entrar en la competición siguiendo caminos por separado. Los de Stuttgart, sin embargo, todavía no tienen nada cerrado. Los intentos de Andretti, que de momento han sido rechazados, son otro ejemplo de lo codiciados que están los puestos en la parrilla del Gran Circo.
No obstante, ganar vale dinero. Y mucho. Y ni siquiera invirtiendo ingentes cantidades de dinero se asegura la victoria. Lawrence Stroll y sus multimillonarios esfuerzos en personal, instalaciones y desarrollo en Aston Martin son el ejemplo perfecto, como también lo son los cuatro años que tardó Mercedes-AMG en ganar tras comprar Brawn GP o los 16 años que hace que Ferrari no se alza con el título de constructores.
¿Cómo se paga la factura?
El inmenso esfuerzo económico que la marca de los cuatro aros deberá hacer próximamente, sin cifras específicas, choca con los planes de reducción de costes que quiere llevar a cabo el Grupo Volkswagen, que a finales del año pasado anunció que recortes de hasta 10.000 millones de euros en personal administrativo de la marca Volkswagen o, lo que es lo mismo, reducir los gastos administrativos en una quinta parte.
Aunque no se dijeron entonces, y tampoco se han concretado aún, si habrá despidos y cuántos serán, las informaciones adelantadas por el rotativo alemán Handelsblatt, citando al director de la firma, Thomas Schäfer, sí apuntaban a que la marca quería aprovechar el envejecimiento de la generación del baby boom, ofreciendo la prejubilación a alrededor de 3.000 personas. Actualmente dispone de 40.000 empleados de administración.
Por otro lado, la marca de Wolfsburgo también anunció que pondrá en marcha medidas de reducción de costes -tampoco se han confirmado despidos-, para incrementar su margen operativo hasta el 6,5% desde el 3,4%.
La misma fórmula pondrá en marcha Audi, que buscará incrementar su margen operativo hasta el 14% para finales de la década, desde el 7,6% de este año. Pese a que la Fórmula 1 es una gran oportunidad para la marca, el director financiero del Grupo Volkswagen, Arno Antlitz, dijo este mes en una entrevista que “hay costes en la operación que tendremos que compensar como parte de nuestro programa de eficiencia”.
Todo, en un momento en el que Audi se juega el futuro con la electrificación. Según sus planes, su último coche de combustión debería lanzarse en 2026, pero la ralentización del mercado enchufable y la necesidad de incrementar su margen operativo, podrían hacer que se replanteen esta medida.