El que fuera coordinador de IU Andalucía, Antonio Maíllo, inicia el proceso para presentar llegado el caso su candidatura que compita con Sira Rego por el liderazgo del partido a nivel estatal en la Asamblea que se celebrará el 18 y 19 de mayo para renovar la dirección federal de Izquierda Unida tras la salida de Alberto Garzón.
El dirigente andaluz, que abandonó la política hace cinco años, se plantea ahora volver a primera línea después de que la ministra de Infancia y Juventud se postulara de manera «unilateral» para liderar el partido. Esto generó gran malestar en amplios sectores de la formación, al considerar que se había «levantado de la mesa», dentro de la negociación que llevaba meses en marcha con el PCE y otras corrientes para alcanzar una lista unitaria.
A raíz de este paso de Rego, distintos dirigentes de Izquierda Unida pidieron a Maíllo dar el paso para articular una candidatura «de mayoría» frente al salto al vacío que, consideran, ha dado Rego. El dirigente andaluz, una figura extremadamente respetada en la izquierda y que volvió a las aulas en 2019, comienza ahora una ronda de contactos con la militancia y las distintas federaciones de IU para tratar de lograr los apoyos que le permitan dar el paso y lanzar su candidatura.
Un «proceso de escucha«, tal como lo definen fuentes próximas, donde contará con los territorios y que tendrá un «reforzado carácter municipalista», con el objetivo de lograr un proyecto «que recoja el sentir de la militancia desde abajo». El objetivo, según estas fuentes, es presentar una «nueva hoja de ruta» para Izquierda Unida y una «dirección política renovada que sustituya a la de Alberto Garzón».
RECOGER EL DESCONTENTO
Esta referencia a Garzón no es baladí. El exlíder de IU anunció su salida de la política el pasado noviembre, dejando a una dirección interina y a Sira Rego como su sucesora natural. Su llegada al Ministerio de Infancia y Juventud es leída como una «apuesta de Alberto Garzón» por su figura. Un elemento que podría jugar en contra de la aspirante a liderar IU, teniendo en cuenta el «descontento» que existe en numerosas federaciones con la gestión de la dirección durante los últimos años, donde se ha optado por «hacer política desde Madrid«, según relatan algunas voces del partido.
Apuntan a cierta «dejadez» por parte de la dirección de Garzón -y por extensión, de Rego- a la hora de «pisar territorios» y contribuir a la implantación territorial de la que IU Andalucía ha hecho bandera. Maíllo aspira ahora a recoger ese descontento para preparar una alternativa a nivel nacional.
«Es la oportunidad para pasar de una dirección política encerrada en sí misma y ajena a las asambleas de base a una dirección de carretera y manta y de diálogo franco, directo y sin filtros con la militancia», señalan fuentes de su entorno. Estas mismas fuentes reseñan que «apostar por modelos de hiperliderazgos, con mucha concentración de poder y poco colectivos, es un error», y señalan que Maíllo será una apuesta por «reforzar la democracia, la participación, y el trabajo en común y colegiado en las organizaciones de izquierdas”.
«IMPROBABLE» ACUERDO CON REGO
Desde el entorno de Maíllo no descartan completamente, pero sí ven «improbable» la posibilidad de alcanzar un acuerdo de unidad con Sira Rego a estas alturas, cuando faltan menos de dos meses para la Asamblea, y después del paso «unilateral» dado por la ministra. Cuando Rego lanzó en solitario su candidatura, algunas voces del partido ya apuntaban a que su decisión «rompía el marco de negociación». Los impulsores de Maíllo asumen ahora que, en caso de que el exdirigente andaluz reciba el apoyo de las bases y federaciones, dará el paso en las próximas semanas.
El apoyo de los territorios es una de las principales bazas con las que cuenta el exparlamentario andaluz. Además de contar con el respaldo de una amplia mayoría de IUCA -que supone alrededor de un 30% de la militancia total del partido- también cuenta con otros territorios que se han dirigido a él y que comparten el descontento con la actual dirección y que apuestan por que Izquierda Unida vuelva a hacer «política de calle».