En 1995 el artista inglés Damien Hirst ganó el Premio Turner, el galardón artístico más prestigioso del Reino Unido para un artista menor de 50 años, por su Mother and Child (Divided). Una escultura compuesta por cuatro tanques con paredes de cristal, que contienen las dos mitades de una vaca y un ternero, cada una de ellas bisecada y conservada en solución de formaldehído.
Hirst hizo de esta particular forma de representar la naturaleza su seña de identidad. Esos cadáveres de animales descomponiéndose lentamente en el formol simbolizan la inevitabilidad de la degradación y la omnipresencia de la muerte. El concepto fue aplaudido por la crítica especializada y el reconocimiento de su obra subió considerablemente la cotización del artista inglés.
El hecho de que estas esculturas marcaran un antes y un después en su trayectoria ha convertido a los animales en formaldehído de los 90 en sus obras más buscadas.
Ahora, una investigación del diario británico The Guardian desvela que algunas de las esculturas que hasta ahora se pensaba pertenecían a aquella época, fueron realizadas en realidad en 2017 por los empleados de su taller. Una falsificación en la fecha de origen que condiciona indudablemente su valor y a la que Hirst ha restado importancia diciendo que la fecha relevante en el arte es la de la concepción.
«Lo importante en el arte conceptual no es el objeto sino la idea»
«Las obras tratadas con formaldehído son obras de arte conceptuales y la fecha que Damien Hirst les asigna es la fecha en la que las concibió. Hirst ha explicado muchas veces que lo importante respecto al arte conceptual no es la creación física del objeto sino la idea detrás de la obra de arte», ha defendido Science Ltd., la empresa de Hirst.
En concreto, se trata de tres obras presentadas como inéditas creadas en 1994 (Caín y Abel, los carneros), 1999 (Dove, la paloma) y en el período 1993-1999 (Myth Explored, Explained, Exploded, la pieza del tiburón). Por el momento, solamente una de ellas, la de la paloma, había sido vendida a un comprador privado. Las otras dos obras han continuado exponiéndose en galerías y museos, siempre con la datación falsa.
Las tres fueron realizadas por empleados de Hirst en un taller de Dudbridge, Gloucestershire, en 2017. Aparecieron por primera vez en una exposición en la galería de arte Gagosian de Hong Kong ese mismo año. La muestra, Visual Candy and Natural History (Dulces visuales e historia natural), se anunciaba como una exposición de obras del artista «desde principios hasta mediados de la década de 1990».
Según informa The Guardian, no se ha podido encontrar mención alguna de que las obras hubieran existido, en cualquiera de sus formas, antes de 2017. Los abogados de Hirst han aclarado que, si bien el uso de la fecha de concepción en el título era el «enfoque habitual» del artista para las obras de formaldehído, a veces utilizaba la fecha de realización de las esculturas. «La datación de las obras de arte, y en particular de las obras de arte conceptual, no está controlada por ninguna norma industrial», afirman, y añaden: «Los artistas tienen perfecto derecho a ser (y a menudo son) incoherentes en la datación de sus obras».
Y basándose en ese principio de libertad artística, Hirst ha querido cubrirse las espaldas, sin embargo, está por ver cómo puede afectar esta ambigüedad en las instituciones y museos que promocionan su obra. Pues, por mucho que el británico lo niegue, la fecha y la firma en el arte, sí que importan.
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