Es una visita con una dimensión electoral evidente. La campaña de las elecciones europeas del 9 de junio —prácticamente los únicos comicios con una repercusión nacional antes de las presidenciales de 2027— ha empezado con varios meses de antelación en Francia y muchas de las decisiones del presidente, Emmanuel Macron, se producen en esa clave. El viaje sorpresa de este martes a Marsella se trata de una de ellas. Sin haberlo anunciado con antelación a la prensa, el dirigente centrista se ha desplazado a la segunda localidad del país para anunciar una «operación XXL» y «sin precedentes» contra el tráfico de drogas.
Aunque estos calificativos resultan exagerados, el Ejecutivo francés ha impulsado un dispositivo de cierta envergadura para combatir a los narcotraficantes. Desde esta semana, ha desplegado a unos 4.000 agentes suplementarios en Marsella, en el sur del territorio galo. «Se trata de una gran operación que durará varias semanas», ha asegurado Macron durante su desplazamiento en la ‘banlieue’ norte de la segunda localidad con más habitantes en Francia. «Queremos hacer sistemáticas estas operaciones ‘plazas limpias’ y se trata del inicio de una decena» de ellas en otras localidades, ha añadido. Durante una rueda de prensa en enero, el presidente ya había esbozado esta medida, que pretende llevar a cabo ahora.
49 muertos en 2023
En el caso de Marsella, en concreto, las autoridades pretenden desmantelar las dos bandas que ensangrientan la ciudad foceana: los Yoda y DZ Mafia. La policía ya había detenido la semana pasada a 13 jóvenes que presuntamente forman parte de la DZ Mafia. Esas detenciones estuvieron relacionadas con el homicidio de un francés en Empúries (provincia de Girona) a finales de enero. El lunes, «hubo más de 82 interpelaciones y unos 60 arrestos», ha indicado Macron. No obstante, el tiempo dirá si estos esfuerzos policiales resultan eficaces en la lucha contra el narcotráfico, alimentado por las ingentes cantidades de dinero que mueve la droga y la demanda creciente en Europa.
El Viejo Continente va camino de convertirse en el principal mercado de cocaína en el mundo, por delante de Estados Unidos. Este consumo alimenta uno de los principales focos de delincuencia e inseguridad. Marsella es un ejemplo paradigmático de ello. 49 personas murieron y 118 resultaron heridas el año pasado en las calles marsellesas debido a las guerras de bandas. Entre ellas, hubo siete menores de edad y cuatro víctimas mortales que no tenían nada que ver con el narcotráfico.
Uno de los principales focos de delincuencia
«Tras la pandemia del covid, Europa y especialmente Francia se han convertido en aquellos puntos que más interesan a los narcotraficantes colombianos. Ellos mismos me dijeron que veían el mercado francés como el nuevo El Dorado«, explicaba hace unos meses a EL PERIÓDICO el periodista Frédéric Ploquin, autor del libro de referencia ‘Les narcos français brisent l’omerta’.
Este comercio alimenta las formas de delincuencia más duras, incluidas las muertes violentas. El número de homicidios en el país vecino aumentó de 803 en 2014 a 1.033 el año pasado —315 de esos decesos estuvieron relacionados con el narcotráfico—. Representa un incremento considerable, pero se está «lejos de los picos que hubo en los años 1990 y 2000», explicó el criminólogo Alain Bauer en declaraciones al diario conservador Le Figaro.
La inseguridad es una de las críticas predilectas de la ultraderecha de Marine Le Pen —clara favorita de cara a las europeas, según los sondeos— contra Macron. Aunque el Ejecutivo galo multiplica los anuncios sobre las operaciones policiales y aumentó en más de 10.000 los agentes desplegados desde 2017 —siendo las fuerzas de seguridad uno de los cuerpos estatales menos afectado por la contención del gasto público—, esto no resulta suficiente para contentar a la opinión pública. Más que la inseguridad, aquello que favorece a la extrema derecha es el «sentimiento de inseguridad». Una sensación más difusa y difícil de combatir.