La ‘guerra de Rafah’ dentro de la guerra de Gaza ya se acerca al Día D detrás de la celebración anual del Ramadán, el mes de ayuno de la religión musulmana que empezó el 10 de marzo y acaba el 9 de abril. El Waterloo de Hamás es lo que predice el primer ministro Benjamín Netanyahu. “No puedes decir que vas a destruir solo el 80% de Hamás porque el 20% que quede se reorganizará y retomará la Franja de Gaza”, declaró este martes día 19 ante la Knesset, el parlamento de Israel.
Netanyahu dio cuenta de su conversación telefónica un día antes, el pasado lunes 18, con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. “Mantenemos diferencias sobre la necesidad de entrar [invasión terrestre] en Rafah [situada en el extremo sur de Gaza, en la frontera con Egipto], no sobre la necesidad de eliminar a Hamás”, informó.
Y añadió sobre el plan de acción en marcha: “Por respeto al presidente, acordamos un procedimiento en el que [los altos cargos de la Administración Biden] puedan presentar sus ideas, especialmente en lo que se refiere a la ayuda humanitaria…y la evacuación de la población civil”.
La versión sobre la conversación que ha dado el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, precisa que Estados Unidos desaconseja llevar adelante el plan preparado por Israel. La razón más relevante es que más de un millón de palestinos se desplazaron a partir del 7 de octubre del norte hacia Rafah, por presión del Ejército de Israel, desde donde el único refugio sería cruzar la frontera y entrar en Egipto, con el conflicto que ello supondría para las relaciones entre Egipto e Israel. Una “operación terrestre allí” como la que tiene en preparación Israel “sería un error”, según Sullivan, “porque conducirá a más muertes de civiles inocentes, agravando la terrible situación de crisis humanitaria, profundizando la anarquía en Gaza y aislaría más internacionalmente a Israel”.
Biden, según su asesor, inquirió a Netanyahu si Israel estaba haciendo todo lo posible para mejorar su diplomacia pública entre los ciudadanos norteamericanos, a lo que el primer ministro israelí contestó que ”por supuesto, no”. Añadió: “No es un problema financiero, sino de capacidad de la mano de obra, la gente no sabe poner dos palabras juntas. Lo que más nos daña es Tik Tok”, en referencia a la tremenda eficacia de la campaña a favor de Palestina en EEUU.
En rigor, la “diplomacia pública” israelí está concentrada en los miembros de la Cámara de Representantes y el Senado estadounidense con mensajes contra la URNWA, la Agencia de Naciones Unidas para la Población Refugiada en Oriente Próximo, y la pretendida participación –sin pruebas presentadas hasta el momento- de algunos de sus empleados en la masacre propiciada por las milicias de Hamás y otros grupos de la yihad palestina el 7 de octubre de 2023.
La pregunta formulada por Biden a Netanyahu refleja la movilización de la opinión pública norteamericana contra la Administración Biden por su apoyo -contra viento y marea- a Israel desde el mismo 7 de octubre.
Dicho respaldo se ha viabilizado a través de la venta de armas vitales para la guerra en Gaza desde entonces y en coherencia con ello el veto que ha ejercido EEUU durante cuatro ocasiones (tres directamente y una de manera indirecta) a un alto el fuego inmediato al debatirse las sucesivas iniciativas en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Según una información de The Wall Street Journal y The Washington Post, la Administración Biden ha celebrado 100 acuerdos secretos de venta de armas con Israel desde el comienzo de la guerra de Gaza. Los contratos en curso pueden llegar a redondear los 23.000 millones de dólares.
“Solo dos contratos de ventas militares extranjeras aprobadas para entregar a Israel se han hecho públicos desde el inicio del conflicto: 106 millones de dólares en municiones para tanques y 147,5 millones de dólares en componentes necesarios para fabricar proyectiles de 155 milímetros. Esas ventas llamaron la atención al escrutinio público porque la Administración Biden pasó por alto al Congreso para aprobar los paquetes invocando una ley de emergencia”, señaló el Washington Post.
El Puente Aéreo
Menos publicidad ha conseguido el puente aéreo que ha funcionado de manera constante para entregar armas a Israel. Unos 140 aviones de transporte pesado han despegado, según el diario israelí Haaretz, desde bases estadounidenses en diferentes países del mundo, en dirección a la base aérea de Nevatim, en el sur de Israel, a unos kilómetros de la ciudad de Beersheva, donde se calcula que, partiendo de Dover (EEUU), Ramstein (Alemania) y Al-Udeid (Catar) aterrizaron más de 70 aviones estadounidenses C-17. También han entrado armamentos a través de barcos de carga.
La proximidad de la campaña de Rafah llevó el pasado 6 de marzo a Sudáfrica a solicitar al Tribunal Internacional de la ONU en La Haya nuevas medidas cautelares urgentes, habida cuenta de que el propio tribunal había desestimado ordenar medidas adicionales el 16 de febrero.
Pero al negarse, empero, subrayó que ”los recientes acontecimientos en Gaza y en particular en Rafah «podrían incrementar exponencialmente lo que ya es una pesadilla humanitaria con incontables consecuencias regionales», según ha declarado el secretario general de la ONU, y “la peligrosa situación exige la inmediata y efectiva implementación las medidas provisionales indicadas por el Tribunal en su orden del 26 de enero”.
Precisamente, cuando se emitió dicha orden el “posible genocidio”, así llamado por el tribunal, se contaban 25.000 muertos, la mayoría mujeres y niños. Las últimas cifras hablan, este martes 19, de 31.819 muertos respecto de los 25.000 que evocaba la orden del 26 de enero de 2023.
Los abogados del equipo que asesora al gobierno sudafricano terminaba su petición el pasado 6 de marzo con un aldabonazo.
“Aquí Sudáfrica solicita respetuosamente a este Tribunal que actúe nuevamente ahora- antes de que sea muy tarde- y haga lo que está dentro de su poder para salvar a los palestinos de Gaza del genocidio y la inanición”.
Es Rafah, ¡estúpido!