Trepar a un árbol, subirse a un sofá o a una silla, alcanzar lo alto de un muro… El instinto del ser humano se manifiesta con más intensidad durante la primera etapa de nuestra vida y entre esos aprendizajes iniciales está el de superar y resolver obstáculos. Trepar ha sido parte fundamental de la evolución del ser humano aunque hace tiempo pasó de ser una necesidad vital a convertirse en un ‘juego’ de niños… y no tan niños. Ahora hay quien vive por y para trepar practicando el bouldering, una disciplina de itinerarios cortos o bloques de roca, que pronto alcanzará su centenario atendiendo a las bases que se pusieron hacia 1930 entre las rocas francesas del bosque de Fontainebleau, cerca de París. Hoy en día está tan extendido que se puede practicar hasta en el Central Park de Nueva York.