Ordenando en mi despacho antiguos papeles he encontrado un archivador con folletos relacionados con las actividades culturales que tuve el privilegio de realizar en colaboración con la desaparecida Caja Mediterráneo en la época de los años 80 del pasado siglo, cuando todavía se denominaba Caja de Ahorros de Alicante y Murcia. No es cuestión de hablar ahora de todos los desgraciados asuntos económicos que supusieron la desaparición de “nuestra” caja y de las tristes adversidades sufridas por quienes fueron víctimas de esas consecuencias… Hoy quisiera recordar la sobresaliente labor desarrollada durante muchos años en Alicante capital y en numerosas localidades de la provincia por la que fue, seguramente, la principal animadora cultural de aquellos años. Pero no para lamentar lo que ya no tiene remedio, sino como ejemplo que no debería quedar en el olvido de quienes, desde otros ámbitos más oficiales, laboran porque la cultura, la educación, sea el bastión de nuestra libertad. Porque, como dijo S.M. Felipe VI en la última entrega de los Premios Princesa de Asturias: «La cultura enriquece siempre la convivencia, alimenta los más altos valores del espíritu, ennoblece los sentimientos de las personas y nos ayuda a convivir con la mayor dignidad».