Cada vez son más personas que anualmente debutan con algún tipo de alergia respiratoria. Tal es su aumento que según los datos que maneja la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), en unas décadas más de un tercio de la población mundial sufrirá una alergia de este tipo.
Entre los alérgenos que causan reacciones respiratorias destaca el polen, que, según las previsiones de los alergólogos, va a dar mucha guerra a los alérgicos del centro peninsular durante esta primavera. En especial a los sensibles a los pólenes de las gramíneas, olivo, plátano de sombra y cupresáceas.
Aunque el invierno tampoco ha sido fácil para los alérgicos ya que durante los primeros tres meses del año los catarros y gripes se han mezclado con las alergias respiratorias. Y es que las inusuales altas temperaturas que se han registrado en enero han provocado un adelanto picos de polinización de las cupresáceas características de esta época.
Los alérgicos del centro de la península lo pasarán mal esta primavera
Teniendo en cuenta lo vivido en el primer trimestre, la previsión de la primavera no va a ser demasiado buena en cuanto alergias se refiere, aunque va a depender del lugar de España donde residamos. Para determinar la situación, el Comité de Aerobiología Clínica de la SEAIC ha utilizado los datos de temperatura, precipitaciones y humedad suministrados por la Agencia Estatal de Meteorología junto con los datos históricos de pólenes de gramíneas de las diferentes estaciones de la Red de Captadores de la SEAIC y asesorados por el Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla La Mancha.
Tras analizar todos estos datos, las previsiones indican que “la primavera en el centro peninsular será variable en cuanto a la concentración de gramíneas, oscilando entre los menos de1.000 granos/m3 de Teruel, Zaragoza y Huesca, los 7.000 granos/m3 de Toledo, y los 5000-6000 granos/m3 de Ciudad Real y de Madrid”, explica el doctor Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la SEAIC.
En otras zonas del centro peninsular, como en Castilla y León, “menos en la zona de Segovia, que se prevé intensa. También en algunos puntos de Castilla-La Mancha, como Ciudad Real y Toledo, será muy intensa, como en Madrid. Sin embargo, en Aragón, se espera que los alérgicos tengan una primavera leve”, puntualiza el experto.
En resumen, este año se prevé que, con motivo de las temperaturas tan altas que se han registrado al inicio del año y la gran cantidad de precipitaciones que ha habido en el mes de febrero, el polen se mantenga más tiempo en el ambiente: lo que puede provocar que los síntomas de la alergia sean más persistentes.
El cambio climático y la contaminación detrás del aumento del número de alérgicos
El cambio climático es una realidad incuestionable. Según datos de la AEMET, este enero ha sido el más cálido desde que hay registros: con una temperatura media sobre la España peninsular de 8,4 °C, valor que queda 2,4 °C por encima de la media de este mismo mes.
Y este fenómeno influye directamente tanto en el momento de aparición, como en la dispersión, la cantidad y la calidad de los alérgenos, así como en la distribución y en la gravedad de las enfermedades alérgicas. Tanto el incremento de las temperaturas como la falta de lluvia determinan el momento y la forma de polinización de las plantas y, por extensión, en los síntomas que desarrollan los pacientes alérgicos.
“En consecuencia, aumenta la incidencia de las enfermedades respiratorias como el asma, la rinitis alérgica y la conjuntivitis. Además, cambia la distribución y la cantidad de polen en las áreas urbanas, así como los periodos y la duración de las temporadas con mayores niveles de polen”, señala la profesora Carmen Andreu, secretaria de la SEAIC.
A esto hay que sumarle la contaminación, que se ha consolidado como un factor con repercusiones determinantes en las enfermedades alérgicas al afectar al momento, dispersión, cantidad y calidad de los aeroalérgenos, y la distribución y gravedad de las enfermedades alérgicas.
“Hemos observado un aumento de la sensibilidad a los alérgenos y un agravamiento de los síntomas de los pacientes alérgicos. Además, las partículas contaminantes pueden irritar la mucosa nasal, la piel y la conjuntiva ocular, de modo que los alérgenos penetren con mucha más facilidad”, señala la profesora Carmen Andreu, secretaria de la SEAIC.
Aumento de la polisensibilización
Además del aumento de alérgicos, los especialistas de la SEIAC han observado un cambio en el patrón del paciente alérgico hacia una mayor complejidad de los casos clínicos por una polisensibilización, es decir, una sensibilidad a distintos alérgenos.
Para atender a estos pacientes se ha recurrido a la medicina de precisión en alergología con el fin de hacer una mejor clasificación de los pacientes y promover tratamientos personalizados. “La revolución tecnológica también ha tenido un impacto significativo tanto en el diagnóstico como en el manejo de los pacientes con enfermedades alérgicas. Gracias a la innovación y a los diagnósticos moleculares, los alergólogos podemos conocer el alérgeno principal causante del problema y administrar un tratamiento con una vacuna personalizada para cada paciente”, señala el presidente de la SEAIC.