«A pesar de su corta edad, ya era un toro, un portento físico». Raquel Muñoz fue, junto a Eva Benito, la primera entrenadora de Adrián Liso al comienzo de la relación del canterano con el balón. Todo empezó en El Burgo de Ebro, génesis de una trayectoria que el domingo alcanzó su punto álgido con el debut con el primer equipo del Real Zaragoza. Raquel y Eva asistieron a la evolución de Liso desde los 4 a los 10 años, cuando ya era «especial» sobre una cancha de fútbol sala, sobre todo, en el apartado físico. «Destacaba, sobre todo, físicamente. Era un portento físico, muy fuerte. Luego le vas enseñando cómo colocar el cuerpo, el salto de cabeza, los controles o a defender, pero se le veía algo distinto», recuerda Raquel.