El Gobierno de Aragón quiere agilizar las obras de la A-23 entre Sabiñánigo y Lanave para solucionar el ya famoso cuello de botella que se forma prácticamente cada fin de semana en la operación retorno del Pirineo aragonés.
Así se lo ha demandado el consejero de Transportes del Ejecutivo aragonés, Octavio López, al ministro de Transportes del Gobierno central, Óscar Puente, a través de una misiva a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. López le traslada al ministro su «preocupación» por los plazos para la ejecución de las obras.
«Me refiero al tramo de la autovía A-23 entre los términos municipales de Lanave y Sabiñánigo, en la provincia de Huesca, un cuello de botella de ocho kilómetros en los que la autovía se convierte en carretera nacional de doble sentido, ocasionando largas y kilométricas retenciones cada vez que se produce cierta afluencia de tráfico, generalmente en puentes festivos y en fines de semana en los que las estaciones de esquí del Pirineo reciben la visita de miles de esquiadores», dice la carta. El titular de Transportes del Gobierno de Aragón señala que su preocupación se basa en la «peligrosidad», la «mala imagen que los turistas se llevan» y el «daño ocasionado al sector turístico de la provincia de Huesca».
Así, en sus líneas el consejero ofrece al ministerio «toda su colaboración» y desglosa los motivos de su «preocupación». Respecto a la «peligrosidad», destaca que las retenciones suponen «multiplicar el riesgo de colisión por alcance, posibilidad que se acentúa en una vía afectada a menudo por las condiciones climatológicas propias del Prepirineo».
Pérdida de oportunidades
Además, considera López, las colas kilométricas ofrecen una «mala imagen que miles de turistas se llevan de Aragón tras haber quedado bloqueados durante horas en este tramo, lo que puede ejercer de elemento disuasorio a la hora volver a elegir el Pirineo aragonés como destino turístico».
Por último, el consejero revela que el aeropuerto de Huesca habría perdido la oportunidad de contar con conexiones a zonas como Canarias por la incertidumbre que genera en el tráfico las obras pendientes en este tramo.
«Se han perdido oportunidades de negocio consistentes en la atracción de turistas hacia el Pirineo a través del aeropuerto, lastrado como bien sabes por la práctica inexistencia de vuelos y que encontraría aquí una excelente oportunidad para el despegue de su actividad. Pero la imposibilidad de garantizar el horario de vuelta de los turistas desde el Pirineo al aeropuerto por las citadas retenciones ha dado al traste con varias operaciones que estaban a punto de cerrarse con alguna aerolínea, interesada en traer al Pirineo turistas procedentes de las islas Canarias», explica el consejero López.
Por todo ello, el responsable de Transportes asegura que, después de haber «analizado en profundidad el proyecto de conversión en autovía de esos ocho kilómetros», ven «técnicamente posible reducir a la mitad el tiempo de la obra previsto por el ministerio, pasando de 60 a 30 meses, poniendo fin al problema en 2026 y no en 2029».
Finalmente, el consejero López ofrece su colaboración «para impulsar las infraestructuras que Aragón necesita para desarrollar todas sus capacidades económicas y conseguir el objetivo común de promover la igualdad de los ciudadanos, dotándoles de las mismas oportunidades vivan donde vivan, sea una gran capital o un pequeño pueblo de provincia», indica. «La movilidad y el transporte son, desde luego, dos potentes instrumentos que nos deben ayudar a lograr ese objetivo», señala, antes de «rogarle» al ministro que tome en consideración su demanda para «procurar mejorar la vida de los aragoneses que habitan en esa parte de Aragón y de quienes la visitan para disfrutar de un territorio repleto de atractivo y potencialidades turísticas y socioeconómicas».