«Estaba viviendo con mi tía, que pensó que para casarme en mi pueblo primero tenía que someterme a una ablación y después ella elegía al hombre que le daba la gana. Yo quería esto. Eligió a un hombre que ya tenía tres mujeres. Yo sería la cuarta. Ya tenía muchísimos hijos, así que pensé que no era vida», cuenta Sire, una mujer de Guinea Conakry. Escapó y logró llegar a España. Ahora confiesa que, desde que salió de su país, su vida ha cambiado muchísimo. «He estudiado, he hecho todo lo que yo quería hacer por mí misma porque aquí nadie me ha forzado a nada. Todo lo que decido me pertenece a mí misma, no a otra persona. Es lo que deseo para todas las mujeres: que nos dejéis vivir y tormar nuestras propias decisiones y hacer lo que tengamos ganas de hacer«.