Incendios fuera de su época veraniega habitual; episodios de calima cada vez más frecuentes; escasas precipitaciones o el incremento en la acidificación del océano. Sus correspondientes consecuencias en la flora y fauna de las Islas; por ejemplo, con la aparición con cada vez más frecuencia de microalgas, las migraciones de especies o el traslado de la vegetación a zonas cada vez más altas. Para finales de siglo, se prevé un aumento de entre 1,5 y 2 grados de la temperatura media, con subidas del nivel del mar que prácticamente borrarán del mapa del Archipiélago playas como Las Teresitas (Tenerife).