Rosana Estevan tiene un hijo de 24 años con autismo severo, grado 3 de dependencia y una discapacidad reconocida del 77%. Se llama Rafael. La agresividad del joven ante episodios de frustración impide que pueda vivir con una familia que, sin embargo, busca su bienestar.
La mujer lleva desde el mes de octubre en busca de un recurso residencial adecuado para su hijo. Y no hay. La falta de plazas y de red para personas con problemas de salud mental en general, y con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en particular, implica que personas como Rafael, cuando precisan del ingreso en una residencia o en un piso tutelado, se vean obligados a vivir lejos de su familia y de su entorno.
La primera opción es un recurso residencial en otra comunidad autónoma. A Rafael le han ofrecido Barcelona (a 350 kilómetros) o Murcia (a 250). La segunda, cuando la familia se niega (como en este caso) es donde haya una plaza disponible. A Rafael también le han ofrecido una residencia de mayores (con algunas plazas para personas con discapacidad) y su familia teme que «no esté preparada para personas como él y que si alguna vez hay una plaza en un centro adecuado no lo trasladen». Hasta que el recurso llegue, la familia vive entre su casa y el Hospital Universitario de Elda (en la unidad de psiquiatría), tras los ingresos de un joven con frecuentes crisis que «necesita un centro especializado, pero no a cientos de kilómetros porque necesitamos ir a visitarlo y ver cómo está tras la experiencia de Palencia».
Sin plazas disponibles
Y es que la Conselleria (antes de Igualad y Políticas Inclusivas y ahora de Servicios Sociales Igualdad y Vivienda) no dispone de plazas libres en la Comunitat Valenciana, así que los deriva a centros con los que tiene concierto en otras autonomías, tal y como ha publicado este diario en distintas ocasiones. Eso fue lo que le ocurrió a Rafael tras un episodio que implicó su ingreso directo. Y lo trasladaron a Palencia. De allí, sin embargo, salió con varias denuncias interpuestas por parte de su familia. «Menos mal que hemos ido a visitarlo porque mi hijo sufrió malos tratos en el centro de Palencia. Por eso denunciamos. En el juzgado de guardia y en la policía. Varias veces hasta que tuvo una crisis fuerte y lo trasladaron al hospital de Elda», explica la mujer, tras mostrar denuncias y los partes médicos donde consta que el joven ha sufrido varias agresiones por las que ha estado ingresado en el hospital.
Al hospital de Elda llegó en octubre y desde entonces la familia busca centro. Sin éxito. Desde la Conselleria de Servicios Sociales reconocen la falta de plazas y aseguran que «se adoptan las soluciones, reales y más adecuadas para este joven, según marcan los técnicos». De hecho, el pasado mes de enero, el Consell anunció un plan para crear una red en salud mental que es inexistente. La familia se pregunta «cómo es posible que no existan centros especializados en autismo en la Comunitat Valenciana. Sabemos que hay uno en Elda, pero no tiene plazas. Necesitamos un lugar especializado para mi hijo, que sepan tratarlo y entender qué le ocurre. Ya aceptamos una solución como la de Palencia y fue un tremendo error. Es mi hijo, tiene un problema y no pienso abandonarlo. Quiero que esté lo mejor posible y no voy a parar hasta conseguirlo», explica la mujer.