Si en una de las carajeras entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en los tensos debates que se traen en el Congreso, uno de los dos, o los dos, en un acto de ofuscación lanzan el móvil al suelo y se rompe, o la tableta por la ventana y se pierde –sin que achoque a ninguno de sus compañeros, claro–, que sepan sus señorías que van a tener que pagar la reparación o el nuevo dispositivo de su bolsillo.