Según la Comisión Electoral Central (CEC) de Rusia la participación presencial en la elecciones presidenciales rusas superaba el 74% a falta de poco más de 6 horas para el cierre de los últimos centros de votación. Según estos datos, señalan, se superaría el índice conseguido en los comicios de 2018 (67,5%). 

El boicot planificado por la campaña opositora ‘Mediodía contra Putin’ se ha sumado a la ofensiva planeada por Ucrania. Desde la jornada del sábado ha atacado repetidamente refinerías de petróleo en suelo ruso, bombardeado varias de sus regiones y tratado de perforar las fronteras con fuerzas afines. Además, de la realización de varios ciberataques por parte de la inteligencia miltar de Ucrania (GUR).

Miles de rusos que huyeron de su país tras el inicio de la guerra en Ucrania también han votado. Solo frente a la embajada rusa en Ereván (Azerbayán) se concentraron más de 2.500 personas. Entre ellos se encontraban rusos residentes en Georgia, que viajaron a Armenia para ejercer su derecho al sufragio ante la imposibilidad de hacerlo en Tiflis al no tener relaciones diplomáticas con Moscú. «Viajar a Ereván es mi deber moral. Voy a invalidar la papeleta y escribiré ‘Paz’ en todas las casillas», dijo Alexandr Korovaiski, un ex concejal municipal citado por medios georgianos.

El presidente Putin está a punto de reforzar su control, en unas elecciones que seguramente le darán una victoria aplastante. Una coronación considerada ‘relativa’ tras haber expulsado o ‘eliminado’ del mapa a sus opositores. El representante del partido Gente Nueva, Vladislav Davankov, y el comunista Nikolái Jaritónov cuentan con el 6% de apoyos entre los encuestados. Mientras, el ultranacionalista Leonid Slutski ronda el 5% de apoyos.

Putin, que llegó al poder en 1999, está preparado para ganar un nuevo mandato de seis años que, si lo completa, le permitiría superar a Josef Stalin y convertirse en el líder con más años de servicio en Rusia, en más de 200 años.


Los miembros de una comisión electoral vacían una urna antes de contar los votos, en la ciudad de Vladivostok.

Reuters

La elección se produce poco más de dos años desde que Putin desencadenó el conflicto europeo más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial al ordenar la invasión de Ucrania. Lo califica como una «operación militar especial».

También se están celebrando votaciones en Crimea, anexionada a Moscú en 2014, y en lo que Moscú llama sus «nuevos territorios», otras cuatro regiones que controla parcialmente y que reclama desde 2022. Kiev considera que las elecciones se celebrarán en partes de su territorio controladas por Rusia como ilegal y nula.

‘Mediodía contra Putin’

La acción «Mediodía contra Putin» fue apoyada en febrero por el fallecido líder opositor Alexéi Navalni, poco antes de su muerte en extrañas circunstancias en prisión. El movimiento permite, además, a sus participantes boicotear la votación, entrar en el colegio y votar por otro candidato que no sea el presidente o destruir la papeleta.

Además de recibir el respaldo de casi todos los opositores en el exilio, como el magnate Mijaíl Jodorkovski, también fue apoyada por opositores dentro de Rusia como Yekaterina Duntsova, quien intentó concurrir en las presidenciales, pero no fue inscrita por la comisión electoral.

También el político pacifista Boris Nadezhdin, que aspiraba al Kremlin pero fue vetado por las autoridades electorales rusas, apoyó hoy la acción opositora y aseguró que «el pueblo ruso tiene hoy la oportunidad de mostrar su postura sobre lo que ocurre al votando no por Putin, sino por otra persona».

Yulia Navalnaya hace cola frente a la embajada rusa en el último día de las elecciones presidenciales en Rusia.


Yulia Navalnaya hace cola frente a la embajada rusa en el último día de las elecciones presidenciales en Rusia.

Reuters

En los colegios electorales de las misiones diplomáticas rusas desde Australia y Japón hasta Armenia, Kazajstán y Georgia, cientos de rusos hacían cola al mediodía.

Durante los dos días anteriores, hubo incidentes dispersos de protesta cuando algunos rusos prendieron fuego a las cabinas de votación o vertieron tinte en las urnas. Los funcionarios rusos los llamaron «cabrones» y «traidores». 

Pero la muerte de Navalny ha dejado a la oposición privada de su líder más formidable, y otras figuras importantes de la oposición están en el extranjero, en prisión o muertas.

Yulia Navalnaya, viuda del líder de Navalny, ha salido a protestar contra Putin ante la embajada rusa en Berlín. Tal y como prometió tras la muerte de su marido, «continuará el trabajo» de éste.