Solo una catástrofe de dimensiones inimaginables podía dejar sin Juegos Olímpicos a Los Hispanos. Hasta con perder de 18 goles les valía. Y los de Jordi Ribera no permitieron ni un poco de duda, compitiendo y ganando el último encuentro ante Brasil de la misma manera que ante Eslovenia, con paradas – de Corrales esta vez – y con la magia de Álex Dujshebaev en ataque (5 goles). La selección española de balonmano estará en París.
Con el triunfo frente a una selección carioca, que no estará en los Juegos, los de Jordi Ribera cierran un Preolímpico perfecto, con tres victorias y despejando las dudas del fiasco Europeo a base de paradas, defensa y ataque.
La renta de 10 goles conseguida ante Eslovenia (32-22) le dio a España acceso virtual a los Juegos. El partido era un mero trámite. Alguna sonrisa se escapaba entre los jugadores españoles durante el calentamiento, asumido como estaba el billete. Enfrente, una Brasil que no tenía otra que ganar para estar en París.
Paradas de Corrales
Parar y correr. Nada le sienta mejor a la selección española – y a cualquiera – que detener los emboques del rival y atacar con fluidez. Si ante Eslovenia fue Pérez de Vargas, contra Brasil le tocó a Rodrigo Corrales. Uno u otro, qué más da. Dos paradas consecutivas de inicio evidenciaron que España no estaba para especular.
El gigante meta gallego – sobresale de la portería con sus 2,02 m – paraba una y otra vez (10 paradas en el primer tiempo, 15/38 al final), dejando claro que la portería española es una de las más solventes del balonmano. Ferran Solé lo aprovechó en ataque (5 goles al descanso), aunque entre las exclusiones de Serdio y Maqueda y la dura defensa brasileña, España no logró ampliar la ventaja, llegando con igualdad al descanso (14-14).
El mago Dujshebaev y la vieja guardia
Brasil atornilló la defensa y la endureció más si cabe. Poco le importó al habilidoso – y templado – Álex Dujshebaev (5 goles). Completamente atosigado, aguantaba los golpes, fintaba, goleaba y encontraba, entre brazos cariocas, a Dani Fernández en el extremo. Atrás, Ribera juntó a la vieja guardia. Guardiola, Morros y Maqueda, que se había quedado fuera en los dos primeros choques.
Poco se imaginaban estos tres volver a juntar sus largos brazos en defensa tras morder el bronce en Tokio 2021. Pero el fiasco Europeo y las lesiones de Sánchez-Migallón y Kauldi Odriozola hicieron que Ribera se encomendara, de nuevo, a ellos. Y fue ese veterano muro y Dubjshebaev en ataque los que frenaron el liderazgo de Da Silva (5 goles) y abrieron brecha con un parcial de 0-4 (16-21).
Una nueva exclusión de Maqueda devolvió a los brasileños al partido, que firmaron un parcial de 5-0 para igualar el encuentro de nuevo (23-23). El banquillo brasileño era un manojo de nervios. Celebraban, protestaban, se lamentaban, discutían y levantaban la mirada al luminoso. Se estaba quedando sin Juegos Olímpicos.
El portero carioca se hizo grande y se desgañitaba a cada balón escupido. Pero enfrente, Corrales era su espejo y el veterano Guardiola hasta se animó en ataque para marcar los dos goles definitivos. La España inagotable, la de la vieja guardia que no claudica, estará en París (28-26).