España está considerada una ‘isla energética’ por sus reducidísimas conexiones eléctricas con Europa. El país arrastra un déficit secular de interconexión con Francia, muy por debajo de los objetivos marcados por la Comisión Europea para reforzar la seguridad de suministro energético del continente, la estabilidad del sistema eléctrico y la integración entre los estados miembros. Unos objetivos que seguirán muy lejos de alcanzarse incluso con la futura construcción de nuevas redes entre ambos países que ya está en proyecto.