Una «recompensa a la represión». Así han tachado varias organizaciones humanitarias al macropaquete de ayuda de 7.400 millones de euros aprobado por la UE para reforzar su «asociación estratégica» con Egipto. Un acuerdo de asistencia financiera al país africano que tendrá entre sus principales prioridades el refuerzo de la cooperación bilateral, especialmente contra la migración ilegal.

Una delegación encabezada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y los primeros ministros de Italia, Giorgia Meloni; Bélgica, Alexander de Croo; Grecia, Kyriakos Mitsotakis; el canciller austriaco, Karl Nehammer; y el presidente de Chipre, Nikos Christodoulides, firmaron este domingo con el presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, un acuerdo «especial y sin precedentes».

Este cortejo europeo desplazado a El Cairo da cuenta de la magnitud de «la importancia estratégica» que Egipto tiene para el bloque europeo.

La mayor parte de este desembolso se destinará exclusivamente para que Egipto mejore su control de los flujos migratorios. Sin embargo, el acuerdo también busca estrechar lazos políticos, de seguridad, inversiones y suministro de energía.

Este importante desembolso llegará en forma de préstamos cuya letra pequeña aún no está clarificada, así como en donaciones y concesiones. En concreto, 600 millones serán concesiones directas, 400 para proyectos bilaterales y 200 para temas vinculados al control de la migración. Además, 1.800 millones se destinarán a inversiones en sectores energéticos.

El resto, 5.000 millones de euros, serán préstamos de asistencia macroeconómica, que a su vez se dividen en 1.000 millones que se entregarán como fondos de emergencia y 4.000 millones en préstamos ordinarios.

Bruselas espera que este acuerdo contribuya a reforzar las relaciones con El Cairo en un momento político y económico delicado.

En el ámbito económico, el Gobierno egipcio ha logrado un respiro en sus esfuerzos para contener la elevada inflación tras cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y otro pacto de inversión con Emiratos Árabes Unidos, y su papel como actor internacional ha vuelto a primera línea desde el pasado octubre, al tratarse del principal punto de acceso a la Franja de Gaza y uno de los principales impulsores de las conversaciones de paz entre Hamás e Israel para buscar un alto el fuego.

«Una recompensa a la represión»

Como en ocasiones similares varias organizaciones humanitarias han censurado la firma de este acuerdo de asociación al considerarlo una especie de ‘premio’ a la represión. Las ONG denuncian que la Unión Europea no vincule estas ayudas al cumplimiento de los derechos humanos por parte del régimen de Al Sisi.

Human Rights Watch, una de las más críticas con el acuerdo, denuncia, a través de un comunicado, que «estos pactos no hacen sino pasar de puntillas sobre los abusos contra los derechos humanos cometidos en los países que firman con la UE». Censura que este pacto es una copia de otros fallidos acuerdos como los de la UE con Túnez o Mauritania, cuyos ejes fueron «detener la inmigración e ignorar los abusos».

«Llevamos tiempo criticando esta aproximación basada en el ‘control migratorio a cambio de dinero’ que ha cristalizado bajo la autoridad de Von der Leyen, que contradice los valores fundamentales de la UE, erosiona su credibilidad y alimenta la demagogia de la extrema derecha», lamenta Human Right Watch.

«Fortalece a los regímenes autoritarios, traiciona a los defensores de los Derechos Humanos, a los abogados, a los periodistas y a los activistas, y Egipto es el epítome de todo esto», añade la ONG, además de reincidir en que Al Sisi, que llegó al poder mediante un golpe de estado militar en 2013, gobierna el país «con puño de hierro» en forma de una «represión abismal» contra sus opositores.

Otras organizaciones como Amnistía Internacional exigen a Bruselas que condicione este tipo de ayudas a regímenes no democráticos al cumplimiento de los derechos humanos.