En el caso del Real Zaragoza, está claro, cualquier tiempo pasado fue mejor. El abrasador infierno en el que el equipo aragonés lleva instalado desde hace once años escuece aún más cuando el zaragocista echa la vista atrás para recordar años de grandeza. Y este domingo se cumplían 20 años de la noche en la que el Zaragoza y el zaragocismo tocaron juntos de la mano una gloria que ahora está a años luz. Fueron apenas un par de minutos, pero suficientes para que la nostalgia dejara entrever alguna lágrima. Años maravillosos.